opinion.blog.luis-garcia.ruben-omar-romano-y-erick-torres-flamantes
Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Rubén Omar Romano y Érick Torres, flamantes

2018-01-30 | Luis García
LUIS GARCíA
Comparte en:
Contenido Patrocinado

Hace algunos días se adhirieron un par de nuevas fichas al tablero del futbol nacional, dos elementos que la pelota conocía, y que dada su generosidad los volverá a intentar seducir para bien. El primero y, más notable de ambos, eres tú Rubén, regresas a la querencia, a tu Atlas, tu tercer turno al bat con los del Parque Paradero, siendo tu último trance algo caótico.

Eres un entrenador con suma experiencia y bagaje, llevas dirigiendo clubes miles de años, con torpe simpleza se te señala por no haber sido campeón cuando tu historial es mejor y más vasto que varios de los que actualmente dirigen, y que por ahí se han tropezado con alguna corona. Has llegado a seis finales, aspecto plausible, una cosa de locos, sin duda ese postrero vínculo con la victoria en el juego final te ha dado amargamente la espalda, pero no reconocer en ti a un hombre probo y exitoso como director técnico me parece absurdo.

Contigo he coincidido en varios sitios, salerosos, espinosos y gratos, tuve la fortuna, y a la vez el infortunio, de cruzarme contigo cuando ambos perseguíamos el balón, reitero lo de infortunio porque fue una joda enfrentarte, siempre fuiste un mago con la pelota, un hombre que usó el cacumen y la intuición como máximo instrumento para lastimar a sus oponentes, sufrí y gocé con tu arte como futbolista profesional.

Después fue en América en donde nos volvimos a entrecruzar, tú como auxiliar técnico de Ricardo La Volpe, y yo como jugador, recuerdo como si fuera ayer las largas charlas que nos regalabas a mí y a otros tantos futbolistas terminados los entrenamientos, eras muy docente y paciente, siempre intentando darnos armas para incrementar nuestro potencial, siempre con un tono muy ameno y sencillo de comprender.

Después nos topamos en Monarcas Morelia, cuando tuve mi primera y única experiencia como dirigente deportivo, llegué un martes a la institución que tú entrenabas y el viernes después de una derrota contra Necaxa, en Aguascalientes, Álvaro Dávila, el presidente, prescindió de ti, no tuve mínima injerencia en tal resolución y siempre lo supiste. Sólo atinamos a juntarnos una noche en el restaurante San Miguelito, en donde en una servilleta empezaste, y empezamos, a planear lo que pudo haber sido una buena relación laboral.

Días después en la oficina en Morelia me tocó el amargo asunto de la negociación de tu finiquito, momento que me disgustó cada segundo. Posteriormente nos reencontramos en el Mundial de Alemania 2006 con TV Azteca, fue una plácida aventura, junto con otros tantos comentamos y analizamos la Copa del Mundo, y dejaste en evidencia tu buen entendimiento del juego, así como de implacable manera defendiste tus ideas de lo que te gustaba que tus dirigidos funcionaran.

Siempre me pareciste un impoluto personaje, un hombre frontal, sin complicados discursos, nada rebuscado, sobrio en la derrota y en la victoria.

Hoy de la nada te aparece una nueva oportunidad, no de ser campeón, tu equipo no cuenta con los argumentos para contender por el cetro, pero sí para exponer tu validez como cabeza máxima de un proyecto. Tu primera exposición ante América, el sábado pasado, mostró que sabes gestionar el recurso humano, y que en esta nueva odisea no estarás de paso.

El segundo elemento que arriba de nuevo al futbol mexicano eres tú, Érick, llegaste a los Pumas, entidad que vive en la encrucijada entre atender sus orígenes y resolver su estridente actualidad. Otro cambio en tu carrera, otra mudanza más, soy de los que admira a los nó- madas, a los que se embarcan en diversos viajes, a quienes no les inmutan los saltos de hogar.

Pero también creo en el equilibrio en las permutas, no establecerse en algún sitio y andar volando cada tercer día es grave y malo, y tú estás en esa agria situación, no eres ni de aquí ni eres de allá, hasta el momento no eres de ningún sitio, no tienes morada, es tiempo que te asientes, que manifiestes madurez y seria intención de ser parte de algún proyecto.

Enfrente de ti tienes a la bestia de Nicolás Castillo, un delantero que te aventaja en todo sentido, pero que ha exhibido cierta fragilidad en el rubro físico, tendrás tu espacio y minutos para que hagas patente tu supuesta importancia. Vaya paradoja, se te reduce el tiempo para que publiques que eres un futbolista válido, pero en contrapartida estás en un club con altísima exposición y que hoy vive un dulce momento, cosa que juega a tu favor porque no llegaste como salvador, ni como superhéroe, lo hiciste como un simple complemento, por ende tus obligaciones y exigencia no serán lapidarias.

Qué bueno que tanto tú, Rubén, como tú, Érick, están de vuelta, ambos tienen grandes probabilidades de triunfar, tal vez el primero un poco más. 

Contenido Patrocinado