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Opinión

Vero Velázquez

Una experta del mundo Running, quien nos dará los mejores tips para correr y llevar un estilo de vida saludable.

Atendamos la causa

2017-05-26 | Verónica Velázquez
VERóNICA VELáZQUEZ
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En los últimos años se han realizado una gran cantidad de estudios para entender las causas de las lesiones en corredores y, sobre todo, la creciente tendencia a que esto suceda. Las estadísticas sobre el número de runners que sufren de algún padecimiento derivado del entrenamiento son muy altas. Ahora le cuento.

De acuerdo a investigadores de la Facultad de Ciencias del Movimiento Humano de la Universidad de Amsterdam, un corredor recreativo promedio, que entrena de manera constante y que participa en alguna carrera de larga distancia al menos una vez en el año, tiene una tasa de incidencia de lesiones de, al menos, 37 por ciento anual.

Sin embargo, otro estudio realizado por la Escuela de Ciencias Médicas dentro de la Universidad de Cornell, en Nueva York, encontró que el número es más alto y, al menos, la mitad de los corredores recreativos reportan una lesión cada año.

Los padecimientos más comunes, de acuerdo a esta institución, son los que tienen que ver con la rodilla, así como la periostitis tibial, la inflamación del tendón de Aquiles, la fascitis plantar y el síndrome de la banda iliotibial. Las más extremas: fracturas por estrés en la tibia o en los metatarsos.

¿Qué significa fractura por estrés? Que un hueso estuvo sometido a una carga de entrenamiento tan elevada que su propia capacidad de recuperación no fue suficiente para contrarrestar la tensión acumulada que recibió.

Pero hay una estadística de corredores lesionados por año aún más alarmante. Según la Comisión del Deporte en Australia, al menos en aquel país, los números muestran que el 70 por ciento de los runners sufren alguna lesión durante dicho periodo.

El común denominador en todas las investigaciones son las causas por las cuales los corredores nos lastimamos: lo principal son los errores en el entrenamiento, como la falta de ejercicios de fuerza muscular y el incremento desordenado de duración, intensidad o frecuencia de las sesiones. Otras dos razones son el inadecuado descanso y el abuso de superficies duras para correr.

A pesar de que todo esto parece muy obvio, hay una pregunta que prevalece entre los investigadores: ¿cómo es que algo que ha sido esencial para nuestra herencia evolutiva puede ser tan destructivo para nuestro cuerpo? Porque pensar que un 70 por ciento de los corredores se lesionará en algún momento del año suena desolador.

Correr es natural para los seres humanos, a pesar de que ya no lo necesitamos para sobrevivir. Así que debería de ser, y puede ser, un deporte libre de dolor. Pero eso seguramente se logra solamente si entrenamos bien y si atendemos la causa  -no el dolor - de nuestras lesiones.

Justamente ése es el punto crítico, atender la raíz de la lesión, el error en el entrenamiento o el desbalance corporal; en vez de concentrarnos en disminuir el dolor o la inflamación. Así como es alarmantemente común que un corredor esté lesionado, también lo es que siga corriendo soportando el dolor.

Amigo corredor, ésta es una invitación a que le haga caso a las señales de su cuerpo. La inflamación es una respuesta del organismo para sanar lo que está dañado, es incluso una fase necesaria en la recuperación, no la ignore ni trate de disminuirla sin primero averiguar qué fue lo que la causó.

Y lo más importante, seamos más proactivos que reactivos, ante algún dolor persistente, consultemos a algún experto, evaluemos la causa y atendámosla. Si nos gusta correr, busquemos hacerlo más años, pero con calidad, encontrando en este deporte salud, no dolor.

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