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Opinión

Vero Velázquez

Una experta del mundo Running, quien nos dará los mejores tips para correr y llevar un estilo de vida saludable.

Condenados calambres

2018-08-24 | Verónica Velázquez
VERóNICA VELáZQUEZ
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Seguramente usted ha vivido ese desafortunado momento en que cree que va corriendo a muy buen ritmo, sintiéndose fuerte, cuando de pronto un tirón en una pierna anuncia la llegada de un calambre, que en cuestión de segundos se vuelve insoportable y lo hace tener que detenerse. Si le ha ocurrido eso durante una competencia importante, mis condolencias; da mucho coraje (¡y dolor!) tener que bajar la velocidad por un condenado calambre.

Le cuento que a pesar de que es un malestar común, se ha calculado que sólo un 37 por ciento de la población los ha sufrido alguna vez. Y no es pesar sólo de corredores, hay quienes sufren de calambres que los despiertan a media noche, imagínese usted.

La causa y el remedio para este molesto evento ha sido de interés para la ciencia por mucho tiempo, pero a decir verdad, al menos la solución sigue siendo un misterio. Por varias décadas, los expertos creyeron que los calambres eran causados por una gran fatiga muscular o a algún tipo de desequilibrio de minerales en el cuerpo, derivado ya sea por deshidratación o por un desbalance de electrolitos. Estas dos posibles causas eran culpadas de interrumpir la homeostasis muscular, disparando actividades involuntarias que son estas fuertes contracciones de fibras musculares.

Esta hipótesis estaba basada en la alta incidencia de calambres durante la temporada de calor o al realizar ejercicio intenso de manera prolongada. Pero una nueva investigación está poniendo en cuestionamiento las viejas teorías, ya que se encontró que los corredores de maratón que han sufrido de calambres durante la competencia no tienen una diferencia sustancial en el nivel de electrolitos en sangre comparado con los que no los sufrieron.

Este estudio fue realizado por Michael Behringer, profesor de ciencias deportivas en la Universidad de Frankfurt, quien ha confirmado que estar deshidratado sí puede contribuir de alguna manera a que se produzca un calambre. Sin embargo, el científico asegura que esta no es la única o real causa, ya que se ha comprobado que ingerir bebidas con electrolitos no es un tratamiento efectivo, en la mayoría de los casos.

La causa de los calambres no es un desorden de los músculos, sino de las neuronas motoras. El sistema muscular, como muchos otros sistemas del cuerpo, funciona a través de impulsos eléctricos
que viajan a través de 'cables' o neuronas, cuya casa matriz está en la médula espinal. Los calambres ocurren cuando algo con estas corrientes eléctricas se descompone.

Según los científicos que estudian este tema, este desperfecto comienza en el órgano tendinoso de Golgi (GTO), una estructura del sistema nervioso que podemos encontrar a todo lo largo del cuerpo, en las intersecciones de fibras musculares con tendones. El GTO tiene una función de amortiguación, limitando el tipo de excitabilidad muscular que produce contracción. Pero en algunas ocasiones se desacelera o apaga, causando un desequilibrio en la cantidad de impulsos que salen del músculo hacia la médula espinal.

¿Por qué algunas personas sufren calambres y otras no? Porque cada cuerpo tiene un límite diferente de tolerancia a estas 'conversaciones eléctricas'. Para quienes es muy común sufrir calambres, sí es conveniente buscar una perfecta hidratación y reabastecimiento de electrolitos en sesiones de larga distancia. Porque justo para ellos, un desequilibrio de fluidos sí puede ser el detonante de calambres.

Sin embargo, tomar electrolitos cuando el calambre ya está sucediendo, no es una buena solución. En ese caso lo mejor es estirar el área afectada.

¿Cuál es el remedio infalible para prevenir los calambres? Esto todavía está siendo estudiado, pero de acuerdo con la investigación del Dr. Rod MackKinnon, quien se dedica al estudio neurobiológico y biofísico de las moléculas en la Universidad de Rockefeller, hay algo más eficiente que las bebidas isotónicas o los plátanos, y se trata de los sabores picantes o punzantes.

MacKinnon realizó un experimento con su propio cuerpo y creó una bebida 'picante' de jengibre y canela. Bebió esta poción y después usó impulsos eléctricos para inducirse calambres. El descubrimiento
fue que después de tomar el líquido, fue mucho más difícil llegar a los espasmos musculares. La hipótesis es que la sensación picante crea una sobrecarga en los receptores nerviosos, produciendo una especie de efecto adormecedor en las neuronas.

Si usted sufre de calambres incluso estando bien hidratado, vale la pena hacer la prueba de tomar un té de jengibre y canela bien cargado antes de su próxima sesión de distancia. Espero su reporte al respecto.

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