La fuerza del equipo

Estoy entrenando (formalmente) para un medio maratón que se llevará a cabo dentro de siete semanas; empecé con el programa hace cuatro. Estoy intentando seguir las indicaciones de mi entrenador al pie de la letra: sesiones de trote ligero, repeticiones de velocidad, distancias largas, trabajo de fuerza, estiramientos, descanso, guía nutricional, etcétera.

Me siento increíblemente motivada de volver a correr un medio maratón, una distancia que no hago desde hace un año.

Pero le voy a confesar algo, a pesar de mi motivación, a pesar de que estoy viendo resultados claros con el entrenamiento, aun así, los pretextos para no entrenar inevitablemente llegan a mí, a veces más de lo que quisiera. Una hora de sueño siempre es más tentador que salir a correr de madrugada.

Le comparto esto porque a veces las personas que no corren creen que los corredores ‘lo tenemos fácil’, porque ‘estamos locos’ o porque ya tenemos condición o porque ‘ya le agarramos el gusto’. La realidad es que por mucho que nos guste y por muy motivante que sea la meta, el entrenamiento requiere de disciplina, esfuerzo y sacrificio. También es real que la recompensa es maravillosa, pero el cansancio, la desidia, la rutina o la prisa pueden ser grandes pretextos para no entrenar.

Quizás para algunas personas es más fácil que para otras, hay a quienes les basta tener un compromiso consigo mismo para honrar sus promesas. En esos casos, es menos común encontrarse con pretextos.

Pero también estamos los que necesitamos un compromiso adicional al personal, en ese grupo estamos los que pagamos la inscripción a una carrera o la mensualidad del gimnasio para realmente ir, también los que necesitamos un compañero de entrenamiento o grupo de corredores con quien no podemos fallar.

Ése es mi caso y recién lo descubrí. Yo creía que disfrutaba más correr sin compañía, pero ahora estoy reconociendo la fuerza que tiene un equipo para disuadir los pretextos para no entrenar.

Me doy cuenta que es más fácil correr más distancia cuando voy acompañada y que cuando hago un acuerdo para correr con mis compañeros a cierta hora, siento muchísimo compromiso por no fallar. Si quedo con alguien a las 6 am, levantarme temprano no es negociable. Si quedo conmigo a las 6 am, gana el poder de negociación.

Lo invito a reflexionar si su caso es parecido al mío. ¿Encuentra muchos pretextos para entrenar? ¿Le falta motivación? Y si es así, dese la oportunidad de unirse a un equipo de corredores. Encuentre un compañero de entrenamientos que pueda correr a su mismo ritmo o que tenga una meta parecida. Le aseguro que la fuerza del equipo es la mejor solución contra los pretextos, mis cuatro semanas de entrenamiento de madrugada lo respaldan. ¡Gracias equipo!