Ya viene el 21K de la CDMX

Este domingo es el tan esperado Medio Maratón de la Ciudad de México. No sé usted, pero yo me encuentro en un estado entre la emoción y el pánico, como me sucede previo a cada carrera.

La emoción es porque el medio maratón es mi distancia favorita, la disfruto muchísimo, ya que me exige entrenar y me reta, pero no es tan desgastante como tal un maratón completo.

En cuanto al pánico, ese viene de la idea de que pude haber entrenado más. Pero hasta cierto punto sé que es normal y aunque conozco la distancia, no dejo de ser consciente de que es un reto para el cuerpo y para la mente.

Si usted correrá este domingo por las calles de la ciudad y es su primera vez haciendo este tipo de competencia, le aseguro que todo lo que está sintiendo es parte de la experiencia y también le puedo confirmar por anticipado que se enamorará de la distancia. Pero para suavizar un poco los nervios, le tengo un consejo que podría ser útil: disfrute la carrera moderando el ritmo.

Pero ¿cómo disfrutar mientras el cuerpo ‘sufre’? Muy fácil, no haciéndolo sufrir de más. Quizás algunos pensarán que esto es un poco conformista, pero para realmente gozar una competencia de este tipo, e incluso para lograr mejorar tiempos, se requiere de planeación y estrategia.

Salir corriendo a toda velocidad al inicio de la carrera es el ingrediente secreto para que el resultado final sea peor de lo que esperamos. Y con resultado me refiero no sólo a la marca final de tiempo, sino a las sensaciones físicas y a las emociones después de cruzar la meta.

Yo no soy una corredora muy veloz, pero he aprendido que en distancias largas, correr con la estrategia de ‘parciales negativos’ es lo mejor. Esto significa comenzar a un ritmo de carrera conservador e ir poco a poco incrementando la velocidad, de tal forma que cada parcial por kilómetro sea más rápido que el anterior.

Para mí, el incremento gradual de velocidad tiene un efecto psicológico maravilloso. Los kilómetros pasan literalmente más rápido y la meta se ve cada vez más cerca. Además, las endorfinas y algunas otras hormonas empiezan a hacer su trabajo y para la tercera parte de la competencia la sensación de bienestar y los analgésicos naturales me hacen sentir más fuerte y poderosa.

Ahora bien, el 21K de la Ciudad de México tiene una ruta retadora, porque hay algunos tramos con subidas, donde es casi inevitable que se pierda el ritmo. Sin embargo, los últimos seis kilómetros son prácticamente de bajada, así que no hay pretexto para no acelerar y hacer un cierre espectacular. Veamos si nos sale bien la estrategia. ¡Ahí nos vemos!