DANIEL MONTES DE OCA
La maestría del fracaso
DANIEL MONTES DE OCA
El Jefe de información de RÉCORD cuenta con una amplía experiencia en el ámbito deportivo. Con su imaginación y talento perfila los temas que disfrutas en este diario.
DANIEL MONTES DE OCA Mié, 05/25/2016 - 14:57
La maestría del fracaso

Ha pasado tantas veces que ya deberíamos adoptarla como costumbre. La derrota con todas sus caras saluda de mano al futbol mexicano desde que existe la memoria.

Cruz Azul, América, Chivas, Pumas, Tigres, y por supuesto, la Selección Mexicana, son los máximos representantes a nivel internacional de la decepción deportiva de un pueblo que, entre el llanto y la frustración, ya encontró la burla para consolarse por tanto fracaso.

Como país participamos desde 1993 en la Copa América y no hemos podido ganarla, aunque con orgullo presumimos dos segundos lugares.

A partir de 1997 también se logró ingresar a la Copa Libertadores, y ahí tampoco se nos ha dado saborear la gloria.

Sumamos 30 años sin avanzar al famoso quinto partido en un Mundial (Cuartos de Final, tampoco es la élite), pero nos hemos quedado a un pasito de lograrlo… Si no fuera por ese penalti mal marcado, ese golazo de Maxi que no volverá a meter en su vida, o esa falla del ‘Matador’ ante Alemania, entre otra colección de pretextos.

Es curioso, pues cada que se entrevista a alguna figura del balompié mundial (Zidane, Raúl, Menotti, etcétera) refiere que México está a la altura de los mejores del mundo, que no le falta nada para dar ese salto de calidad, y que tarde o temprano por fin será ganador en futbol.

Ya nos tardamos, pero no importa. La afición de este país tiene una capacidad para reinventarse como pocas y esto se ve reflejado en cada Mundial.

África, Sudamérica, Europa o donde se lleve a cabo la competencia, los paisanos encabezan el ranking de seguidores que hicieron el viaje a la sede para estar con los suyos. El futbol es el deporte que más se parece a la vida, pues te da recompensas y castigos que no esperas y que no mereces. Por ende, nos aferramos a seguir viviendo, aunque nuestra historia futbolística sea una ‘maestría del fracaso’.

Estas líneas están motivadas por la derrota de los Pumas en la Copa Libertadores. Los ingredientes no son muy distintos a tropiezos anteriores: el universo se había alineado para armar un escenario inmejorable, el equipo mexicano tenía la mesa servida y solo faltaba elegir correctamente los cubiertos para devorar el ‘manjar’.

¡Oh sorpresa! El club que representa a la Universidad se las ingenió para permitir un gol ante un modesto equipo ecuatoriano, no anotar otro pese a jugar contra 10 hombres, y luego, en los penaltis, en esos malditos penaltis, perder con una falla de su mejor hombre (Ismael Sosa). Argentino de nacimiento, pero en vías de naturalizarse mexicano…

Duele y cuesta asimilar, primero, porque el que escribe es, obviamente, un aficionado de los Pumas; y segundo, porque otra oportunidad como la que tiraron por el barranco la noche del martes, quizá no la vuelvan a tener.

Vamos, si avanzaban a Semifinales, el rival era Boca Juniors (una versión poco lúcida de este grande de Sudamérica), y el partido de Vuelta se jugaba en México. Nada más.

Dice Jorge Valdano que “si nos tomamos demasiado en serio el futbol, corremos el riesgo de meterlo en la realidad, cuando jugamos para escaparnos de ella”.

Por ende, este nuevo fracaso no pasará a mayores, nada más contribuye a nuestro estado de ánimo de un fin de semana (en este caso, a mitad de la misma), pero de ahí no pasa.

No hay una omisión intencional en este texto de los éxitos de México a nivel Sub 17 ni en los pasados Juegos Olímpicos, solo que, tristemente estos logros fantásticos son la excepción a la regla.

La costumbre del futbol mexicano a nivel internacional se llama derrota. Lidiamos con ella, hacemos escarnio, encontramos culpables, e irremediablemente nos preparamos para la siguiente.