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Basel da la sorpresa y golea al Benfica

Dimitri Oberlin, del Basel, remata con la cabeza un esférico
Dimitri Oberlin, del Basel, remata con la cabeza un esférico | EFE
El equipo suizo no tuvo piedad de la escuadra portuguesa y le clavó cinco goles; Jiménez jugó todo el encuentro
2017-09-27 | EFE
a.esteban
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El Basel presentó su candidatura a superar la primera ronda de la Champions League tras vencer 5-0 al Benfica, el cual ofreció su peor cara en una cita relevante para ellos. Raúl Jiménez jugó todo el encuentro.

El choque arrancó con los visitantes merodeando el área rival; sin embargo, la efectividad se puso del lado de los suizos. A los dos minutos Oderlin filtró un pase interior por el que pugnaron Julio César y Steffen. Desvió el arquero, pero el esférico le cayó de nuevo al asistente, quien esta vez dirigió su mirada hacia Lang para que sacara un disparo potente.

Pese al revés, los lusos interpretaron que debían seguir buscando el tanto como si nada hubiese pasado. Se acercaron en varias ocasiones, siendo de las más claras una jugada de Grimaldo que acabó en tiro de esquina. El saque parecía una buena oportunidad para buscar el empate pero se convirtió en un regalo traicionero.

Raúl Jiménez disputa un balón con Tomas Vaclik

Situado al borde del área pequeña, a la altura del primer palo, Oberlin despejó de cabeza en dirección a Steffen. Tras ello inició un sprint desbocado y en solitario que le llevó a recorrer el campo entero de lado a lado. En el punto de destino recibió la entrega de su compañero a espaldas de la defensa y definió por bajo.

Dadas las circunstancias, era de esperar una reacción por parte de las Águilas después del descanso, pero contra todo pronóstico lo que se vio fue un conjunto mucho más desdibujado cuyo sufrimiento y desconcierto fue en aumento con el paso de los minutos.

Jugadores del Basel celebran un gol contra el Benfica

Avisaron Petretta y Lang, pero finalmente quien vio puerta fue Van Wolfswinkel al transformar un penalti de Fejsa sobre Oberlin. Parecía que no, pero el castigo podía ser peor. Ayudó el cruce de cables de Almeida, que después de un agarrón no pitado se tomó la justicia por su mano con una salvaje entrada sobre Petretta que le costó la roja directa. Con diez, el potencial ofensivo helvético se multiplicó en la misma medida que la frustración lisboeta.

Pizzi hizo lo que no se debe hacer, enviar un balón sin mirar a la zona de centrales, y le regaló medio tanto a un Oberlin que solo tuvo que superar a Julio César en su salida. Luego Elyounoussi y Riveros encontraron los palos en una misma jugada. El último, pese a ello, acabaría teniendo premio al adjudicarse el quinto tras una serie de rechaces. Fue el colofón a la que será una inolvidable noche europea para ambos equipos.