Roland Garros, objeto de deseo de Novak Djokovic y Rafael Nadal
Cuando los Dioses del tenis crearon a Rafael Nadal y a Roger Federer, al español lo moldearon con la arcilla mágica de Roland Garros y al suizo lo sembraron en el pasto sagrado de Wimbledon. Pero para mantener el justo equilibrio entre los dos tenistas más ganadores de la historia, las deidades enviaron a la Tierra a Novak Djokovic, quien está solo dos escalones abajo de ellos en la carrera por ser el dominador absoluto de trofeos de Grand Slam.
Con 'The Djoke' al acecho, el balear tiene en la tierra batida de la Pista Philippe-Chatrier la oportunidad perfecta de convertirse en el máximo coleccionista de majors, pues en caso de conquistar su Trofeo de los Mosqueteros número 14 —quinto de manera consecutiva— alcanzará la nunca antes explorada cifra de 21 Grand Slams para erigirse así como el tenista más grandioso de todos los tiempos, una hazaña enorme como su recién inaugurada estatua de acero en el complejo parisino.
Nadal debuta hoy en París contra el australiano Alexei Popyrin, dentro de un lado del cuadro que —como tercer cabeza de serie— comparte con serbio el número uno y 'Su Majestad', quienes tendrán la oportunidad de propinarle la primera derrota al mallorquín desde que en los Cuartos de Final del major francés, el balcánico Nole le recetó una sorpresiva sacudida en sets corridos por parciales de 7-5, 6-3 y 6-1 en el ya lejano 3 de junio de 2015, en pleno cumpleaños del ibérico.
Desde aquella última —de tan solo dos— derrota del tenista que está por entrar en los 35 años de edad, han pasado 2 mil 190 días, pues desde entonces el obsesivo manacorí hizo de ganar en París una rutina. Y por si fuera poco, Nadal llega con buenas sensaciones al punto álgido de la gira de tierra, gracias a su título recién conseguido en Roma, ganado además en la final contra Djokovic.
Así, la hegemonía de Federer como el máximo ganador de trofeos de Grand Slam está más en jaque que nunca.
El español está en la antesala de la más grandiosa historia que jamás se haya contado en el deporte blanco con su propia estatua de tres metros de largo lista para colmarse de guirnaldas y todo tipo de tributos para el manacorí, a menos que Djokovic y sus 18 grandes aumenten y logre así convertirse en el único tenista con dos o más cetros de Oda uno de los majors.
