El futuro de los Sub 17

Nuestros seleccionados mexicanos lograron llegar a la Final de su división y perdieron frente a Brasil. Ya se ha comentado los aspectos futbolísticos que influyeron en esta derrota. Muchas son las discusiones que se han tenido
sobre qué ha pasado con otras tres Selecciones de esta misma generación de jugadores (dos campeonas y una subcampeona). La falta en la consecución del éxito profesional de estos jugadores es atribuida en algunos casos a la cantidad de extranjeros en nuestra Liga, en otros, a los técnicos que no invierten tiempo en prepararlos e incluso, al destello que la fama genera en los propios jugadores.

Comparto dos aspectos sobre lo que los jóvenes requieren en su proceso de madurez desde el punto de vista psicológico y de desarrollo psico-emocional.

El primero es contar con mentores fuertes. Es importante que los jugadores cuenten con el liderazgo de personas de que hayan triunfado en lo que se han propuesto, que tienen una madurez mayor que ellos e, idealmente, que hayan recorrido un camino de éxito en el futbol o en otras disciplinas complementarias. Los mentores son personas a las que se les admira y se les respeta; se les sigue y se les escucha. Las preguntas obligadas son: ¿y si no quiero mentores?, ¿y si siento que yo ya sé lo que tengo que hacer para mantenerme en esta ruta de triunfo?

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Enfrentamos un grave problema de ego, uno de los elementos centrales para perder piso y cometer errores de novato. Pensar que se ha demostrado algo a los 17 años es una desubicación total. Simplemente se ha dado un importante paso de éxito para sus futuras carreras. El camino a penas inicia. Tener la posibilidad de ser guiado por un grupo de personas diversas, talentosas y con un interés genuino hacia ellos resulta fundamental.

El segundo, son espacios que faciliten contención. ¿Y eso qué significa? Que estos jóvenes requieren disciplina y seguimiento para mantenerse en la ruta del éxito. Espacios sanos para seguir esforzándose, trabajando día con día y teniendo oportunidades para seguir demostrando sus avances en su nivel competitivo. Medirse con otros jugadores con aún un mejor desempeño que ellos. La contención es también social y emocional, no es aplicar un límite autoritario, se trata de hacerlos entender sobre los riesgos y las falsas puertas que aparentemente el ser campeones o subcampeones les facilitarán. Me refiero a la adulación, el exceso de dinero, las drogas, el alcohol y las malas compañías, en pocas palabras, en ser demasiado permisivos.

Puede resultar paternalista o muy obvia esta opinión, pero, en realidad, llevarlo a cabo no es tarea fácil. A esta edad, los jóvenes no han terminado de crear su propia identidad, son fácilmente influenciables y los riesgos están allí en todo momento. Requieren la cercanía de adultos fuertes que los ubiquen y los ayuden a contenerse día con día.

Estimados lectores, cualquiera que sea nuestro momento en la obtención de resultados, nunca es tarde para buscar un mentor, aquella persona que haya recorrido el camino que nos toca transitar y pagar el precio de la contención, de hacer el sacrificio presente que nos dará el éxito futuro. Por otro lado, si estamos en la posibilidad de actuar como mentores, seamos generosos y apoyemos a nuestros futuros jóvenes valores.

“Revitalízate, vuelve a la esencia de lo que te da el éxito”.