A la Selección le falta un mediocampista de contención natural, es decir, un elemento que sienta el juego de recuperación por encima de todo lo demás, que evite el lucimiento personal por lanzarse a los pies de los rivales sin sonrojarse y que tenga un desgaste físico por encima de todos.

Jesús Molina tiene esa característica particular y además posee algo que, para Juan Carlos Osorio, es vital, cabeceo en las dos áreas.

A unos meses del Mundial, el jugador que va ganando el puesto según lo mencionó el entrenador colombiano es Diego Reyes, así que la convocatoria de Molina le viene muy bien a la competencia interna para que nadie se sienta intocable, aunque sabemos bien que varios ahí adentro lo son.

México necesita que a su volante central nunca lo agarren corriendo contra su propia portería al momento de perder la pelota en ataque, situación que contra rivales top es habitual. Por ello es esencial que el péndulo del cuadro nacional sea defensivo y no ofensivo o, peor aún, con alardes de grandeza.

Celebro que Molina tenga una oportunidad más para demostrar que puede jugar con la Selección en una posición fundamental. Depende de él.