CR700

Si uno no supiera de su existencia, seguramente al cruzárselo por la calle cualquiera imaginaría que su profesión depende estrictamente del trabajo y cuidado físico.

Cristiano Ronaldo es el prototipo del jugador que se fue mejorando día a día y que buscó sobrepasar sus propios alcances hasta evitar tener límites. Aderezó y perfeccionó sus dotes técnicas y potenció su cuerpo.

Culto al esfuerzo, sacrificio y constancia que hicieron de él uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos. Porque quizá para muchos a Cristiano le falta el 'duende' que da la habilidad 'natural' de aquellos que sin tener un físico envidiable, como el que ha desarrollado el portugués, juegan al futbol igual de bien que él.

Marcar más de 40 goles por temporada en un lapso de más de 10 años está reservado para muy pocos en la historia de este juego, ya que permanecer en la élite en cualquier profesión es una condición únicamente destinada para los 'tocados', y el lusitano es uno de ellos; además, supo extender un reinado compartido con Messi, otro futbolista excepcional que, con distintas condiciones de CR7, alimentó una competencia necesaria para que ambos desarrollen esta fantástica odisea de trascendencia en el deporte más practicado del planeta.

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Compararlos es algo aburrido y deteriorado, porque desde hace rato sólo vale la pena apreciar lo que han hecho y nos obliga a disfrutar, por suerte, todavía algunos años más de carrera por delante.

Ayer, Cristiano llegó a 700 goles y eso es digno de celebrarlo, más allá de gustos y fanatismos. Porque la historia se escribe todos los días y CR7 es el primero en saberlo, ya que desde que salió de Portugal rumbo a Inglaterra supo dónde quería estar parado y seguramente para su mentalidad hoy todavía le queda corto el sitio que posee.