Chivas: sin tiempo y sin pretextos...

Luis Fernando Tena estiraba nerviosamente el cuello que le rozaba con la camisa. Ricardo Peláez rezaba en el palco sosteniendo algunas imágenes santificadas. Miguel Ponce, desde el manchón de penalti, estrellaba el balón en el portero. Y cuando la noche se apoderaba de Culiacán, Chivas hacía exactamente lo que ha hecho en las últimas temporadas: fracasar...

No hay “tiempo” ni “pretextos” que valgan en este club y por si las dudas, recuérdenselo a Ricardo Peláez, quien llegó este miércoles al aeropuerto de Guadalajara con más filosofía que realidades: “Necesitamos saber perder para después ganar...”.

Chivas está en la antesala de su primera crisis en la era de Peláez y también en la de Luis Fernando Tena. Yo no sé cómo será el panorama en el club si no tienen una actuación convincente y un resultado favorable esta noche en San Luis Potosí. La semana incluye y destaca la eliminación de la Copa MX en la ronda de los Octavos de Final y ante un equipo, Dorados de Sinaloa, de la División de Ascenso. Vergonzoso y preocupante para un club cuyo dueño presumía, hace sólo algunos días, de haber realizado la inversión económica más elevada en la historia de la organización. 

Ni en lo futbolístico -que puede ser que tarde más por ser parte de un proceso- ni en lo mental -evidenciado en el cobro de los tiros de penaltis a media semana en Culiacán- Chivas está dando señas de una mejoría rápida. Y el problema es que tras 5 torneos consecutivos sin Liguilla, la afición está realmente desesperada. 

Podría ser que en la necesidad misma de ver y sentir que Chivas está recuperando el camino, hayamos sobrevalorado el esfuerzo de la directiva y las decisiones de Peláez. Creo que Chivas ha contratado buenos futbolistas que deben terminar, primero, por acoplarse al equipo y, luego, por continuar su desarrollo. Pero hasta ahí nada más. Todos ellos -Calderón, Antuna, Madueña, Ángulo, Peña y hasta el propio JJ Macías- son futbolistas que deben seguir fortaleciendo su carrera y que, al mismo tiempo, han ingresado a la vorágine de un equipo desesperado por resultados. Chivas pareció dar pasos inteligentes, pero no hacía las 'Súper Chivas' o las 'Chivas Galácticas' que alguna parte del periodismo se encargo de exagerar.  

 Apenas en el inicio del nuevo campeonato hemos podido constatar que el plantel de Chivas es 'bueno', pero no tan extenso ni brillante como muchos creen. Las lesiones de Macías y de Alexis Vega mermaron la alineación. El sábado, ante Toluca, el único cambio ofensivo del que disponía Tena era el veterano Oribe Peralta. Ni Antuna ni Ronaldo Cisneros y ni el joven Sebastián Martínez le dieron soluciones al equipo.

Para Peláez la labor no es sencilla y se trata, además, de una 'receta' muy distinta a la que afrontó en sus triunfales días con el América y aún en sus mejores y efímeros momentos con el Cruz Azul. Aquí no puede buscar soluciones en el extranjero. Debe resolverlo con el futbolista mexicano, material que hoy es escaso y que el club no ha podido desarrollar al mejor nivel posible en la última época. Con eso debe apostar por conformar un cuadro competitivo, que regrese a la Liguilla y que luego sea capaz de pelear ante equipos del tamaño de Rayados, Tigres y América. 

No hay tiempo en Chivas y tampoco existe la posibilidad, como pretendían algunos, que el club marque prioridades sobre uno u otro torneo. Chivas es el mismo equipo, de la misma forma, tamaño y color cada vez que sale a la cancha. Eso deben entenderlo los directivos, el entrenador  y los jugadores. No se trata de la Copa, de la Liga, del Dorados o del América, se trata del prestigio de llamarse Chivas y de representarlo con la dignidad y el decoro que merecen sus colores.

Como dijo Peláez el miércoles a su arribo a Guadalajara: “Hay que trabajar” y Tena y sus futbolistas deben entender dónde están parados y que clase de equipo y reto enfrentan. En Chivas no hay ni tiempo ni pretextos que valgan.