Chivas... sólo Chivas

A veces pareciera que Chivas lo tiene que ‘hacer todo’ en el futbol mexicano. O por lo menos ‘ese todo’ que los demás se niegan, ignoran o simplemente no les interesa hacer.

En un futbol, en una Liga, cada vez más tendiente y dependiente del futbolista extranjero, Chivas juega y ‘se la juega’ con mexicanos. Y ya estoy escuchando, a lo lejos, una cantidad de improperios, sentencias y gritos: “Es asunto de ellos”. O quizá el: “Juegan con mexicanos porque así quieren”. Y hasta un contundente: “Nadie los obliga”. Muy bien, pero juega con mexicanos e intenta producir futbolistas mexicanos, lo cual a la mayor parte de los clubes en México les importa un ‘reverendo cacahuate’. Puede que sea por una tradición, por una necesidad o por una conveniencia. No lo sé, pero lo que sí sé es que el Guadalajara, temporada a temporada y a pesar de la presión y los inconvenientes, con problemas de descenso o cerca del título, sigue en la cancha con 11 nativos.

La segunda asignatura que parece importarle poco o nada a las entidades de la Liga MX es la exportación del futbolista mexicano a niveles de mayor competitividad. El mejor ejemplo ocurrió al comienzo de esta semana, cuando en pleno inicio de torneo y de cara al Clásico ante el América, Chivas decidió prestar con opción a compra al zaguero central (titular y seleccionado nacional) Carlos Salcedo a la Fiorentina de Italia. Puede que haya ‘otras historias’ alrededor del tema. Que existían diferencias entre el futbolista, sus compañeros, el entrenador o la disciplina del club, pero no sé si otros equipos habrían tomado la misma determinación en un plantel al que evidentemente no le sobra el talento. Sea como sea y cuando parecía que el verano del futbol mexicano volvía a carecer de la posibilidad de colocar jugadores en el indudable desarrollo deportivo de las Ligas europeas, el Guadalajara tuvo que levantar la mano y hacerlo otra vez.

La tercera encomienda ha pasado por momentos de gran controversia porque el club decidió buscar otras ‘latitudes’ de mercadotecnia y comunicación, además, sin duda, de haber colaborado en el proceso de rompimiento (al que todavía le falta, por supuesto) del monopolio de la televisión abierta en el futbol mexicano. Chivas y su poderosa marca han aportado, en este proceso, con un ‘grano’ de la democracia y transparencia que tanto anhela en el futbol mexicano. El del sábado tiene ya ‘otros motivos’ para ser un Clásico de verdad, antagónico, contrario en ideales, intereses y negocios. Chivas lo hizo. Se atrevió a dar el paso. Se fue del ‘Imperio’, rompió ‘las cadenas’ y decidió vivir en libertad. ¿No tenía, acaso, ese derecho?

Podemos sentarnos y escribir un libro sobre los aparentes ‘malos pasos’ de Jorge Vergara, pero podríamos tener material y razones suficientes, también, para hacer una ‘contracrónica’ y aceptar que Chivas ha aportado aspectos substanciales y positivos en un futbol que sigue buscando mejores formas de administrarse, una mayor justicia y equidad y sobre todo, un mejor nivel deportivo sobre la cancha de juego.

Parece fácil decirlo, pero hay que hacerlo: Jugar, ganar o perder con mexicanos en la cancha, exportarlos a Europa para que luego sean mejores futbolistas representando al futbol mexicano y avanzar hacia nuevos rumbos de apertura, orden y democracia en nuestro sistema futbolístico. ¿Quién lo hace? ¿Quien toma ese riesgo?

..