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Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

La felicidad no lo es todo

2019-10-08 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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La felicidad no lo es todo, al menos en el futbol. El futbol es un 'mundo competitivo'. Aquel que no esté dispuesto a competir para ser el mejor al mayor nivel posible, ha caído en un conformismo, en una 'zona de confort'. Para ser el mejor —si tiene las condiciones para serlo— es necesario sacrificarse, pelear, perseguir, contender, aunque ello signifique atentar contra tu propia felicidad.

Antoine Griezmann es el mejor ejemplo para entender la carrera de Carlos Vela. Fueron compañeros, amigos. Compartieron la cancha y compitieron en un nivel sobresaliente del futbol de España. Algunos años más tarde, Griezmann juega al lado de Lionel Messi, mientras Vela es el Lionel Messi de la MLS.

No pretendo ser un 'aguafiestas' ni intento estropear el momento de felicidad que vive un futbolista, los aficionados y hasta cierto sector de la crítica —el periodismo— luego de la maravillosa temporada que ha tenido Caros Vela en el futbol de los Estados Unidos, pero me sigue pareciendo un gran desperdicio futbolístico.

Vela ha dominado a placer la Liga de los Estados Unidos, lo ha hecho con una marca de goles, con un protagonismo indudable en la cancha y con la certeza de que ha cumplido como el futbolista que siempre prometía ser basado en las grandes cualidades del juego que posee.

No sé si Vela este consciente de ello o no, porque su personalidad es muy extraña, pero él podría seguir compitiendo en un futbol mucho más competitivo que el de EU. Está viviendo la que probablemente ha sido su mejor campaña como futbolista profesional. Treinta y cuatro goles, 15 asistencias en 31 juegos como titular.

El mexicano ha mantenido una asombrosa regularidad, alejada de lesiones o de bajas de juego que fueron características durante la mayor parte de sus días en Europa.

Objetan, la mayor parte de sus 'promotores', que esta "feliz”, que ha encontrado la felicidad en EU, en Los Angeles y que ese 'clima' a su alrededor, ha facilitado las cosas para que emerjan sus grandes cualidades cuando justamente ha rebasado, la primavera pasada, la marca de los 30 años de edad.

Casi una década y media después de ser el campeón de goleo y uno de los mejores jugadores del campeonato mundial infantil de la FIFA 2005, Vela se ve y está pleno en la cancha, como el líder y el futbolista que siempre soñó el futbol mexicano encontrar.

Y está bien, al final del día cada quien tiene derecho a perseguir de la forma que sea —mientras sea legal y honesta, claro— su camino hacia la felicidad, pero yo tengo la obligación de decir lo que veo y lo que siento: veo a un futbolista que está muy por encima del nivel de juego que enfrenta y siento que existe un gran desperdicio en su juego.

La semana pasada escuchaba a Andrés Guardado, que rebasó los 400 partidos en Europa, hablar orgullosamente sobre la renovación de contrato que le ha brindado el Real Betis.

“Para mí es un reto y una satisfacción mantenerme a esta edad en una competencia tan vigorosa y exigente como la de España”, decía el capitán de la Selección Mexicana. “Me quedaré aquí hasta cuando pueda…”.

No se trata de comparaciones, pero me parece que ésa debe ser la mentalidad de un futbolista, de un competidor por naturaleza, que siempre busca más y que no puede ni debe quedarse en una zona de confort, aunque ello signifique alejarse o atentar contra su propia felicidad. En el futbol no hay 'felicidad', hay competencia...

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