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Opinión

Ignacio Suárez

El Fantasma ha recorrido el mundo del deporte a través de 6 Mundiales, 10 Copas América y 5 JO. Aportará a RÉCORD su conocimiento y exclusivas.

#Covid-19: México, un vestidor dividido

2020-04-01 | IGNACIO SUÁREZ
IGNACIO SUÁREZ
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El lunes pasado, el país entró en Emergencia Sanitaria de Fuerza Mayor por el tema de la Pandemia del Covid-19, y haciendo una analogía con el futbol comenté en espacios de La Octava Sports que era como estar ganando al minuto 1 de los tiempos extras el cuarto partido de un Mundial de futbol ¡estamos a 30 minutos (días) de poder ganar! NO podemos permitirnos irnos a los 'penales' (fase 3 o 4) por que ahí, siempre perdemos ¡siempre nos chingan!  

Solo que ahora lo que se pierde no es un Mundial, son miles de vidas de mexicanos los que están en juego. Sé que lamentablemente, por la situación económica desde hace décadas, hay millones que NO tienen el privilegio de poder quedarse en casa, porque en el refrigerador -si lo hay- no hay nada para el día siguiente, para ellos mis oraciones y pedirles que extremen precauciones. Pero también sé que otros que teniendo el enorme privilegio de poderse quedar en casa a esperar 30 días más, NO lo hacen. Eso si es imperdonable.  

Volviendo a la analogía del futbol con la pandemia y el manejo que le estamos dando como país, creo que debemos ser puntuales en los conceptos y situarnos en el lugar en el que nos encontramos. Entiéndase entonces que TODOS los ciudadanos de este país fuimos fichados por un equipo llamado México ¡aquí nacimos! Algunos, la mayoría, fueron fichados por decisión propia (voto); otros, digamos aún sin estar convencidos y en contra de su voluntad, fueron transferidos en el Draft (elecciones) al equipo de la mayoría.

Se eligió a un Director Técnico, con un contrato de seis años. Este encontró un vestidor dividido, quizá como nunca, muy posiblemente producto de sus evidentes fallos en la forma de comunicar, quizá por que algunos 'jugadores' consentidos de entrenadores anteriores, se les cerró la llave de jugosos contratos y los obligó al Fair Play, a no cobrar millones, sin jugar y sin merecerlo.

Y así trascurrieron los primeros meses de este equipo llamado México, y mientras unos intentaban jugar, otros fingían estar lesionados con la intención evidente de 'tenderle la cama' al entrenador en turno. Para muchos, el técnico era el mejor del mundo; para otros el peor de la galaxia.

Con razón o sin ella, lo que parecían NO notar estos jugadores es que, durante seis años, les gustara o no, tendrían que jugar por sus familias, para ese mismo equipo llamado México. No podían naturalizarse alemanes, suizos o rusos porque el contrato firmado desde su nacimiento por sus padres, los habían hecho mexicanos. Con enojo o con placer, seguirían siendo mexicanos. NO podrían ser trasferidos a otro 'equipo' por más que ellos lo quisieran.

La escuadra de México, desde hace muchas décadas, ha sido un equipo con muchas limitaciones a pesar de sus múltiples y grandes condiciones naturales. Lamentablemente NUNCA hemos tenido un buen técnico y qué decir de una buena directiva, la última salió como Uriel Pérez en el Toluca y se robaron hasta los conos y las casacas del entrenamiento, dejando todos los balones desinflados.

Así comenzaron los primeros partidos, si el técnico decía hay que 'achicar' haciendo presión alta, algunos defensas del equipo se tiraban para atrás. Si el técnico les gritaba que defendieran con línea de cinco, el volante de contención NO se metía jamás como tercer central y los volantes no bajaban a cubrir la llegada de sus laterales.  

En estas circunstancias obviamente el equipo ni lucía, ni gustaba, daba bandazos. Empataba uno, ganaba otro, perdía dos; querían hacer tambalear al técnico. Se olvidaron que la directiva del equipo era idéntica a la de los Tigres del Universitario de Nuevo León, y durante seis años el técnico de México estaría más firme que el 'Tuca' Ferretti por más que jugara feo.

Esos jugadores se olvidaron de que tienen un contrato firmado con México, que antes, ahora y después de estos seis años, seguirían jugando como mexicanos. Se olvidaron que el técnico al que alucinan y quisieran echar ya NO perderá ABSOLUTAMENTE nada, finalmente logró lo que buscó por más de 18 años; lo habían elegido y firmado para entrenar a México; con esa victoria quizá le baste ¿Sus críticas en redes le quitarán el haberlo logrado? NO.

Hay situaciones innegables, el técnico evidentemente tiene algunas estrategias obsoletas. Parte de su cuerpo técnico es impresentable, ya que cuando jugó en otros equipos en el pasado, se robó hasta los focos de las casas que habitó pero tiene la enorme fortuna de que el público, ese de la tribuna de sol y de sombra, lo ama y siguen siendo mayoría, mientras que los de palcos lo siguen odiando, por más que hayan incrementado el número de localidades. Lo peor del caso en que los de sol, los de sombra y los de palcos son locales, y en teoría, hinchan para el mismo equipo. Esa dualidad no canalizada mantiene dividido el vestidor.

Este técnico podrá tener muchos errores, pero es un tipo inteligente y muy audaz en el terreno político, un viejo lobo de mar de la escuela del inolvidable Nacho Trelles. Cuando la situación en el campo y en el juego se complica, toma otro balón y lo manda al otro de la cancha, sus detractores poco inteligentes e inexpertos se van como jauría para criticar masivamente sobre el segundo balón que metió a la cancha y se olvidan de criticar lo verdaderamente trascendente: que se equivocó de estrategia, que no hizo los cambios adecuados, y sus opositores ni cuenta se dan que logró su cometido. Seguro él en casa al ver la repetición, se carcajea de haber confundido a la jauría de detractores.

En otros equipos, cuando sucede algo similar, cuando NO quieren al técnico pero quieren que gane SU equipo, los jugadores hacen como que le 'hacen caso', pero ya dentro de la cancha ellos se ponen de acuerdo, ellos deciden, ellos actúan, ellos ejecutan, ellos salen a jugar y a ganar el partido. Lamentablemente, esto NO ha sucedido con el equipo mexicano. Si unos jugadores dicen blanco, otros dicen negro. Si uno anuncia que se sacó la lotería, el otro le mienta la madre por tener tanta suerte, ellos de ninguna manera piensan en ganar el juego para México, lo único que quieren es que pierda el técnico; la contraparte por igual, quieren que gane SU técnico y no el país precisamente. Ambos bandos NO comprenden que NO pueden disociarse uno del otro. Si pierde el técnico, por consiguiente, perderá México y si pierde, perderemos TODOS los mexicanos.  

Hoy de nueva cuenta los mexicanos debemos de ser solidarios. ¿Qué no nos gusta el técnico por tonto, por incapaz o por fobia? ¡perfecto!, se vale, es su derecho y pueden actuar en consecuencia. En dos años, hay una cláusula para revisar sus resultados y revocar su contrato, lo que antes nunca hubo, o bien, dentro de seis años a él y su moreno cuerpo técnico lo echan a patadas de todas las directivas para que NO vuelvan nunca más.

Es más, si así lo desean y asegurando que ya son mayoría, si es cierto en el 2024 entonces podrán reciclar al técnico del color de su preferencia. Incluso pueden ser el mismo que hoy desde las redes da sabios consejos, sobre la táctica y estrategia que se debe seguir para ser un equipo ganador, aunque cuando él estuvo en el banquillo dirigiendo implantó récord de derrotas utilizando esos sistemas. Sí, eso puede pasar y se vale, se puede, y si así sucede, los que hoy están en contra deberán jugar también para el equipo, no para sus convicciones. Pero para cambiar de técnico sucederá en las urnas y no en las redes.

Hoy hay que pensar como jugadores, y más allá de nuestras filias y nuestras fobias debemos jalar de un solo lado para hacer ganar a México, sin importar si amamos u odiamos al técnico, a él lo echaremos después, lo cesamos si así lo amerita. Parafraseando a mi admirado escritor uruguayo Eduardo Galeano: 'Ganemos este partido contra la pandemia a pesar del técnico, o incluso, gracias a él. Eso NO es importante. Pero necesitamos ganarlo y para eso nos necesitamos todos.

Así hoy en el futbol nuestro de cada día. Hoy dueños, directivos y jugadores se necesitan el uno al otro como nunca pasó antes. Miles de fuentes de empleo están en riesgo. Las visiones de jugadores y dueños en nuestro futbol, es una símil de lo que sucede en nuestra política: unos piensan que los otros son los ojetes. Siempre han tenido perspectivas, lamentablemente, muy diferentes. Sus posiciones son encontradas. Hoy, la pandemia les ha dado un golpe brutal de realidad; para subsistir se necesitan el uno del otro. NO podrá sobrevivir ninguno, sin la solidaridad, sin el sacrificio, sin la conciencia de ambos bandos.

Aunque hay casos excepcionales y lamentables que en otra ocasión les contaré, los equipos y jugadores por primera vez en la historia antepusieron los intereses económicos para demostrar solidaridad y conciencia social. En la mayoría de los casos, los jugadores que más ganan aceptaron diferir porcentajes de su salario que fueron del 35 hasta el 50 por ciento para cuando las cosas mejoren, para que con esa reducción de la nómina se pudieran seguir pagando el sueldo íntegro de los que menos ganan en sus respectivas instituciones. Eso se llama integridad.

El dueño, siempre tan satanizado, NO es un ogro abominable, es un empresario que necesita generar mucho dinero para pagar sueldos, impuestos, para pagar a todos sus empleados. Hoy ellos están sufriendo lo indecible, resistir una cuarentena pagando; NO es un problema para la inmensa mayoría. Ese NO es el tema, el grave problema es lo que viene después.

Hoy tenemos la certeza que empresas que pactaron contratos millonarios en publicidad para algunos equipos, ya sea en camisetas o estática, han decidido, anunciándoselos a los dueños de clubes, que por lo menos este año no podrán continuar pagando el contrato firmado porque NO es prioritario ya para la empresa. "¿Pero hay penalidades por un incumplimiento?", pregunté a uno de los dueños. “Claro que las hay, pero qué vamos a hacer, ¿demandar? ¡claro que NO! Eso sería traicionar a un socio comercial, eso sería NO tener empatía. Eso haríamos nosotros también. Esos ingresos NO los tendremos, habrá que reajustar todo. NO hay otro camino”.

No son pocos los casos así. Si el dueño quiebra, se acaban las fuentes de empleo, sin empresarios arriesgando su dinero NO existiría el futbol tal como lo conocemos. La inmensa mayoría de jugadores ha sido solidaria, saben que necesitan sacrificar de momento lo económico para mantener las fuentes de empleo, que son vitales y lo hacen entendiendo.

Hoy, por ejemplo, comprenden el retraso de 15 días o 30 días en los sueldos de Querétaro y Tijuana, que estaría por arreglarse. Grupo Caliente, sin apuestas en sus casinos, está sufriendo en demasía, NO hay razón para reclamar, el adeudo estaría por subsanarse y fueron de los primeros en firmar la retención diferida de parte de sus salarios.

La reducción salarial es un tema recurrente en México y en el mundo, con una excepción: Estados Unidos. Ahí, a pesar de la pandemia, el sindicato de la MLS y otros deportes tienen contratado un seguro para este tipo de contingencia, que parecía impensable. Y aún así, estos se manifestaron a favor de poder negociar reducciones salariales, si esto se mantuviera. Esa sin duda, será una enseñanza.

Hoy NO hay otro camino más que ir de la mano, aún con visiones distintas, aún siendo antagonistas. Hoy lo único que nos puede hacer ganar es el juego de conjunto, y en este equipo contra la pandemia están tus padres, tus hijos, tus hermanos, tus tíos, tus abuelos, estamos todos sin importar colores.

Necesitamos que gane México, por ti, por nuestras familias, debemos ser solidarios, conscientes. Para volver a pelear y mentarnos la madre por filias o fobias, habrá tiempo de sobra después.

Hoy necesitamos hacer conciencia, hoy nos necesitamos TODOS. Juguemos en equipo otra vez, somos mexicanos, lo hemos hecho antes, lo volveremos a hacer sin duda. Como dijo Ricardo López Méndez: “México, creo en ti”

 

“La idea es aislarnos para que, cuando en familia, nos juntemos de nuevo NO nos falte nadie”

(Anónimo) 

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