México en la piel

En mi primer día en la 'burbuja olímpica' visité el Centro de Prensa, una auténtica Torre de Babel del siglo XXI, sitio de reunión de periodistas, donde la multiculturalidad es lo que pondera. Cuando alguien te pregunta de que país eres y respondes “México” siempre hay un gesto de amabilidad.

El debut de la delegación mexicana la vi a la distancia, ya que fue en Fukushima, a casi 300 km de Tokio. La presentación de la novena mexicana no fue como se esperaba al 4-0 ante Canadá.

La siguiente parada obligada es el estadio Olímpico, sede de la inauguración. Es una guarida tapada alededor con publicidad alusiva a los Juegos que no permite ver nada y ahí está habilitada la entrada donde se encuentra una tienda oficial, con decenas de japoneses adquiriendo un souvenir. Yo compré un pin con un costo aproximado de 120 pesos mexicanos.

Inicie estas líneas con el título de la canción 'México en la piel', que interpreta de manera magistral Luis Miguel.

Traigo esto a colación porque justo a los alrededores del estadio Olímpico tres mujeres y una niña lucían espectaculares trajes regionales de nuestro país, de china poblana, dos de ellas, y la tercera un vestido típico de Yucatán; el colorido de sus atuendos hacen que la gente ponga su mirada en ellas.

Se trata de un grupo de mujeres que se casaron con japoneses hace 30 años y el amor, de manera literal, las trajo a estas latitudes. Se encargan de difundir la cultura de nuestro país por estos lares, con la música, bailes y tradiciones de México.

Se trata de Chelita Taki, quien vive desde 1990 en Japón y que desde hace 19 años no va a México, ella es maquillista y nos presume con emoción que es la primera catrina en Japón, y que hace unos días maquilló a la presentadora de TUDN Valeria Marín.

Dentro del grupo está también Patricia Goto, egresada del Claustro de Sor Juana, en literatura; radica en Chiba, a unos 40 minutos de la capital y trabaja dando clases de español.

Noemí Inoue es boliviana, pero con corazón mexicano, economista de profesión y concejal en Sumida.

Todas ellas se sienten orgullosas de representar parte de la cultura de nuestro país.