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Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Atípico final

2020-12-15 | LUIS GARCÍA
LUIS GARCÍA
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Se terminó el año, el cual recordaremos por siempre debido a tristes factores, fue un año largo, denso, tenebroso, de esos que dan escalofríos, de los que te sacuden los sentidos hasta que pierdes el sentido.

Ha sido un año de un duro aprendizaje, de reordenar nuestras prioridades, de valorar lo que somos, lo que tenemos y, sobre todo, a quién tenemos. Ha sido un año de muertes, y más allá que los mexicanos tenemos una extraña, y a la vez, divertida manera de convivir con la muerte, el vendaval de la incertidumbre nos arrebató la tranquilidad.

En relación con la pelota, el meritorio éxito del León nos mantuvo cuerdos, el mejor equipo del campeonato levantó la copa, fue el mejor siempre, y aunque nunca llegó a mostrarnos su mejor versión en la Liguilla, no necesitó más para ser el monarca. Esto debe ser preocupante para los demás, si jugando por debajo de su real potencial fueron campeones, es que las limitantes de los proyectos en la acera de enfrente son groseramente notorias.

Pumas fue un buen finalista, hasta ahí, condicionó al León en el partido de Ida, pero cuando debió ir por todo el botín, lo birlaron. No se le puede juzgar, llegó a un paraje que acorde a su recurso humano era imposible, y cuando menciono recurso humano, incluyo a dirigentes, entrenador y jugadores.

Lo más complejo para la Universidad Nacional empieza a partir de ahora, tendrán que confirmar que su proyecto estructurado dos minutos antes de que iniciara el campeonato tiene rumbo, tiene fondo, tiene futuro, y no fue producto de la causalidad, aspecto que en el futbol mexicano es bastante frecuente.

El León, por su parte, respira calmo, no sólo ganó, el cómo ganó es lo más relevante, si bien nunca rozó el cielo en la fase final, durante el torneo regular tuvo momentos de ensueño, de una inigualable estética y eficacia, de una brutal veneración por el balón.

Y en esta locura en la que vivimos actualmente buscando incesantemente la normalidad, el León se encargó de normalizarnos, nos regresaron la paz. A diferencia de los Pumas, el proyecto verde lleva ya varios años gestándose con inteligencia, con solidez, y con rumbo. El León se ha convertido en un referente del futbol mexicano, desde mi perspectiva estoy cierto es ya un club grande, colosal, y sumamente vanguardista tanto dentro como fuera de la cancha.

Retomo la complejidad y lo doloroso que ha sido este último año, y así como cada cuatro años cada vez que se presenta la Selección Nacional en una Copa del Mundo, la esperanza y las expectativas se disparan penosamente sin ningún argumento que sostenga la ilusión.

Hoy más que nunca, en un momento caótico debido a la pandemia, la pelota sigue y seguirá siendo un lindo refugio para sosegar nuestros miedos, nuestras inquietudes y nuestras miserias. Junto a ella nos sentimos protegidos, envalentonados, y capaces de cualquier hazaña. Es por ello que el triunfo del club León tiene aún mayor valía. Existen campeones que serán remembrados, otros lo son o lo fueron por circunstancia, pero este León será recordado por siempre.

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