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Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Carnaval

2019-10-22 | Luis García
LUIS GARCíA
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La pasada semana la pelota se ponchó en el futbol nacional, otra vez, el alma del balón fue estrujada sin la menor consideración. La dantesca novela empezó en el paradisíaco sitio del Puerto de Veracruz, en el legendario estadio Luis 'Pirata' Fuente hubo confusión, nula empatía, desencanto y se avaló la grotesca práctica, que en el medio es bastante común, ya que no es el primer club de futbol profesional en donde no se les paga a los futbolistas y demás empleados, de no honrar los contratos laborales.

Existe un problema medular, una organización deportiva supuestamente de la máxima categoría no respeta los acuerdos, se atrasa en los pagos y sigue utilizando dobles contratos, en esto último el futbolista es igual de responsable que la institución, a esta altura del partido resulta inverosímil que el deportista siga firmando dos contratos, es indignante, y actúa en su perjuicio.

Después vino una supuesta protesta acordada en donde los capitanes de todos los clubes, mediante un grupo de WhatsApp decidieron parar por ciertos minutos después del silbatazo inicial, no jugar escasos segundos no funciona de nada, y no les resolverá la problemática medular, pero en fin, supuestamente eso decidieron. Vino la confusión, ya que Tigres sólo paró un minuto mientras que los del Veracruz pidieron hacerlo tres minutos.

Siempre es relevante escuchar a los protagonistas del juego. Por un lado, tú, Guido Pizarro, que mereces total crédito y credibilidad porque has manifestado ser un hombre a carta cabal, declaraste que ustedes no aceptaron parar los tres minutos y que se lo comunicaste al capitán del Veracruz. Ese cabecilla eres tú, Carlos Salcido, quien también mereces todo el reconocimiento, ya que al igual que el argentino eres un hombre a carta cabal y de una sola pieza, tú mencionas otra versión; lo cierto es que alguien miente.

Al final este mal entendido lo único que consiguió fue crear una enorme cortina de humo, ya que la conversación se sentó sobre la limitada generosidad y empatía de los jugadores de los Tigres, cuando la conversación debió descansar en el agravio sufrido por los futbolistas del Veracruz, y muchos más empleados de la entidad que no reciben su salario y en donde algunos han tenido que salir de sus hogares y hoteles porque no han podido cubrir las rentas.

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Por cierto, tu discurso, Carlos Salcido, al terminar el bizarro combate fue conciso, elegante, poderoso y sumamente valiente. Levantar la voz en el futbol nacional en contra de los jefes suele acarrear consecuencias. No gusta que el futbolista piense y exprese su sentir, es mal visto, máxime si contravienen a las altas esferas, A pesar de lo anterior alzaste la voz con categoría y contundencia, ésta es la real vía para solventar los problemas.

No creo en las confrontaciones que se realizan en donde cada uno está en su trinchera, esas normalmente terminan en guerra. Creo en las confrontaciones en donde las partes están sentadas en la misma mesa y exponen sus argumentos. Se podrá estar o no de acuerdo, se podrá llegar a un consenso o no, pero el simple hecho de conseguir y mantener las líneas de comunicación abiertas los acercará a un terreno neutral.

Cargar toda la malaria a Tigres de lo que hoy se vive en el Veracruz puede funcionar como una especie de terapia de control de ira pasajera, pero realmente es abrazarse a un recurso simplista, barato y que será temporal, ya que la oscuridad sigue tatuada en las entrañas de la institución jarocha.

Tampoco creo en el destierro de una organización deportiva por falta de solvencia económica, las grandes ligas en el mundo, hablemos de la NBA, MLB o NFL, por poner las más avanzadas, protegen y cuidan a sus agremiados en momentos críticos. No hay que ser un genio para darse cuenta de que el Veracruz y su dirigencia están rebasados en las cuestiones económicas y deportivas, y están pidiendo a gritos, mal encauzados estos gritos, ayuda.

Esto no significa que se avale el no pagar sus obligaciones monetarias con sus empleados, eso es y debe ser sagrado, si no que la Liga MX debe tener un plan de rescate que se está tardando una eternidad en implementar. Lo vivido esta semana en Veracruz y en San Luis genera incertidumbre, tristeza, coraje y una horrorosa percepción de que irremediablemente se esté perdiendo la batalla, y que los malos están triunfando. Es sin duda una aberrante pero sumamente palpable sensación.

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