Tobogán de malestares

La llegada de Tomás Boy a Cruz Azul sorprendió desde el inicio a propios y extraños, incluido al presidente del equipo, Guillermo Álvarez, no por desconocimiento de su trabajo, sino porque fue su hijo Robin Álvarez quien lo llevó a La Máquina.

Sin embargo, el apoyo no se hizo esperar y comenzaron a sumar para el bien del conjunto. Lo que pintaba como un torneo importante para Cruz Azul porque Boy inyectó pasión a la institución, se puede ir al traste por las actitudes del entrenador. Desde aquella ocasión que calificó al Himno de la UNAM como facista, las molestias comenzaron, ya que la directiva esperaba una disculpa pública, pero no llegó y a cambio se dieron justificaciones al tema.

Si quieres leer la columna completa adquiere tu RÉCORD en tu puesto de periódicos o suscríbete a la edición digital dando clic en la imagen de abajo.

..