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Opinión

Alfonso Morales

El Doctor comparte en RÉCORD toda la experiencia y conocimiento que lo hacen la gran autoridad en boxeo y lucha libre.

Adiós, Perro

2019-07-06 | Alfonso Morales
ALFONSO MORALES
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Siempre, cuando alguien muere, surgen los buenos pensamientos y recuerdos, ahora no es la excepción, ya que falleció uno de los iconos del pancracio internacional, el enorme 'Can de Nichistlán'.

Son de las columnas que me duele escribir, pero sé que por sus últimos padecimientos mi gran amigo ya está descansando al lado de su adoración, su hijo Pedrito. Dios los bendiga, hoy y siempre.

DE CUNA HUMILDE

Desde muy pequeño, tuvo que trabajar de lo que pudiera, ya que lo que más faltaba en la familia era dinero y lo que más sobraba era hambre.

En la adolescencia probó suerte en diversos deportes, le gustaba el futbol y el boxeo, pero fue la lucha libre la cual lo apasionó y se convirtió en su modo de vida.

Así fue como Pedro pudo sacar a su familia adelante a pesar de no haber terminando ni siquiera la primaria; Pedro fue un claro ejemplo del orgullo mexicano, un tipo luchador en toda la extensión de la palabra.

PROFESIONAL

El Perro fue un auténtico profesional, de esos luchadores que nunca dejaban tirada una plaza, que siempre salían con energía, amor y respeto por lo que le daba de comer.

Al público, me consta, que siempre después de las funciones los atendía y no dejaba a un sólo niño sin fotos, ni autógrafos, ya que no existían las famosas 'selfies'. Él siempre era el mismo tanto en pueblitos como en arenas grandes, como el Toreo de Cuatro Caminos o la Mexico.

Siempre con fortaleza y mucho corazón es cómo debemos recordar al grandísimo 'Can de Nochistlán', que nunca se rindió ante las adversidades a pesar de sufrir lesiones y cortadas en todo el cuerpo, prueba de ello su faz.

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NO SE COMPLICABA

Su equipo de trabajo siempre era el mismo: un calzón y botas peludas. Hasta en eso mostraba su sencillez. No necesitaba de más para llamar la atención, su tipo de lucha era recia, tozuda y no apta para cualquier contrincante.

Fue de los últimos grandes rivales del Santo, al cual nunca pudo desenmascarar.

Se nos fue, probablemente, el último ídolo de la época de oro de la lucha libre mexicana.

Desde aquí mi recuerdo, cariño y admiración para Pedro Aguayo Damián, y mis condolencias a su querida familia.

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