Momento de reflexionar

Lo de la Sub 20 en Polonia terminó siendo patético, un equipo sin personalidad, sin juego, sin gol y sin alma que regresa al país devastado con tres derrotas en el campo pero con un déficit futbolístico alarmante.

Qué Ramírez no era el adecuado para dirigir al equipo parecía claro incluso antes de que el toro pasara; se sabía que su poca experiencia manejando jóvenes le podía pesar y fue contundente el resultado.

Centrar toda la esperanza en Lainez, jugador con talento pero en plena etapa de asimilación de sus virtudes y defectos, para colmo con poco juego en España, y con un déficit muy importante en la toma de decisiones en la última zona de la cancha hicieron que la aventura mundialista fuera un parto para el chamaco bélico.

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El fracaso llama mucho la atención y vuelve a levantar el debate de la cantidad de foráneos que juegan en la Liga MX, sin embargo este tema de cambiarse provocaría la desmedida naturalización de decenas de futbolistas, generando el mismo fenómeno.

La solución para dar cabida a que jugadores mexicanos jóvenes participen activamente en Primera División no es sencilla. Se necesita de un trabajo a fondo y con un compromiso a mediano plazo por parte de todos los clubes para mejorar la docencia hacia los juveniles y el otorgamiento de oportunidades en el máximo circuito más por talento y merecimiento que por reglamentos que obligan a los equipos en mostrar a muchos jugadores sin tamaños para estar en el campo grande del balompié azteca.

Esta caída en Polonia es responsabilidad de muchos, no sólo de los que se vistieron de verde. Pero mientras los entrenadores, promotores, dirigentes, dueños y patrocinadores no dejen de pensar únicamente en defender sus intereses personales por encima de los globales y sobre todo por los establecidos en beneficio del bien de la pelota, seguiremos viendo de vez en vez catástrofes deportivas como la reciente.