Voluble

Hace tres semanas Monarcas lucía sólido y en pleno ataque en la zona del porcentaje, pero los últimos tres partidos de local lo dejan dubitativo y desconfiado de sus verdaderos alcances. 

El equipo de Meza moja mucho en ataque, pero de poco le sirve si es ya la peor defensa del campeonato y situación non grata en cualquier momento del juego, pero mucho más cuando tu idea es buscar la permanencia en Primera. 

De los 11 partidos disputados, en todos recibió gol y nueve de sus rivales les metieron dos o más anotaciones. 

Arriba, Jefferson Cuero, un jugador que el certamen pasado era impresentable, ahora por lapsos encontró confianza para ganar manos a manos por el costado, sintiéndose importante en el planteamiento ofensivo, sumado a la inteligencia, visión, categoría, entrega y calidad técnica de Diego Valdés, una joya en el cuadro michoacano que vive eclipsado por los goles de Ruidíaz, cuando en realidad es el chileno el que parte el queso en Monarcas. 

Dijo Enrique Meza que su equipo tuvo para meter el tercer gol frente al Puebla en varias ocasiones, pero que sus futbolistas buscaron antes lucimiento personal que al mejor ubicado para amarrar la victoria. Puede ser, pero si el cuadro moreliano recibió tres goles de 10 poblanos, en 10 minutos, no fue porque los atacantes de la Monarquía no supieron clavar el tercero, ya que lo del sábado fue uno de esos encuentros que marcan caminos para bien o para mal. A Monarcas se le escapó un partido amarrado y sin riesgo latente, pero bastó que a un voluntarioso Jerónimo Amione le saliera una de las tantas que intentó para que Álvaro Navarro, en su primera pelota, encendiera la esperanza camotera. Puebla, sin Matías Alustiza, que jugó desganado y fuera de su habitual versión, supo encontrar en el suplente uruguayo un milagro, de ésos que se sueñan, pero que en verdad se sienten imposibles de alcanzar. La vehemencia de La Franja y el nunca bajar la cabeza ante la adversidad del resultado le dieron un premio supremo ante una escuadra que, de dominadora, pasó a ser humillada. Literal. 

La escuadra michoacana tenía la enorme oportunidad de ponerse a un punto de Veracruz y armar una carrera ‘pareja’ con el Tiburón, para colmo jalaría al Puebla a la quema, pero todo se le derrumbó en 360 segundos jugando en casa.

Meza aseguró que jamás en su carrera renunció al cargo de entrenador y que ésta no será la primera vez, parece exagerado que algunos se lo pidan, pero está claro que la fragilidad emocional no sólo la viven sus jugadores, sino que también el fanático anda con la piel muy sensible en tierras purépechas.

Parafraseando a Maradona, a Monarcas el sábado ‘se le escapó la tortuga’, si lo vuelve a hacer de esta manera tan alarmante, quizá no haya vuelta atrás ni para el técnico ni para el plantel.