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Opinión

David Faitelson

David Faitelson es dueño de un estilo duro, pero frontal al momento de dar opiniones, que incluso le han traído choques con algunas figuras.

Lecciones de futbol y de vida

2019-05-10 | David Faitelson
DAVID FAITELSON
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El futbol volvió a ser pleno, absoluto, lleno de palpitaciones, sentidos, impulsos y emociones. El futbol se volvió algo más que futbol.

Hay, también, varias lecciones de vida en los acontecimientos futbolísticos que propuso la histórica semana de Semifinales en la Champions. La primera, que casi siempre emana del futbol y del deporte: creer, conservar la fe y la esperanza a pesar de la adversidad. Y la segunda, que no basta con la clase, hay que tener siempre una cuota de espíritu, de alma, de entrega…

El favorito Barcelona asumió la que ya se cataloga como la peor noche de su rica historia futbolística y el Liverpool tuvo una jornada de equipo “grande” que le ha valido con el sorprendente boleto para la Final de la Liga de Campeones de Europa. Y cuando parecía que lo habíamos visto todo, a la noche siguiente, la Arena Amsterdam nos brindó otra jornada memorable de futbol pleno y de otra voltereta extraordinaria. El Ajax había jugado una Champions impecable que incluyó la eliminación al Real Madrid y a la Juventus. Pero el Tottenham, que venía también de una gran gesta ante el Manchester City, ha sido un equipo cerebral y a la vez explosivo.

Alrededor del suceso, glorioso para unos y bochornoso e hiriente para el otro, hay varios factores para tomar en cuenta. Lo que queda claro es que, al final, el futbol premió a quien realmente tuvo los mayores merecimientos para avanzar a la cita del primero de junio en Madrid.

La primera lección que debemos tomar en cuenta es la motivación que el Liverpool y Tottenham encontraron para mantenerse “vivos” en los juegos. Hay que darle crédito al entrenador alemán Kloop. Su equipo salió a jugar al futbol y a buscar la hazaña desde el “minuto cero”, a pesar de que tenía enfrente un 0-3, al Barcelona, a Messi y no contaba a sus dos mejores delanteros –Salah y Firmino– apartados por lesiones. El Liverpool no se rindió nunca. Ellos –sus futbolistas– creyeron la hazaña y sus aficionados jamás dejaron de cantar y alentar. En esa comunión, se firmó uno de las grandes epopeyas en la historia del club mítico club rojo, del futbol inglés y del futbol de la Champions. Y qué decir del Tottenham de Pochettino. Había caído en casa y perdía 2-0 (3-0) en el global al medio tiempo. Apareció Lucas Moura y un grupo de futbolistas que nunca se rindió. El resultado fue un juego de altísimo nivel técnico, físico y mental con un gol en tiempo de compensación que le dio al equipo inglés el boleto para el Wanda Metropolitano. Mejor, imposible.

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La noche más “negra” del Barcelona tiene otra lección para subrayar. La clase es muy importante en el futbol. La tiene el Barcelona y la tiene Messi, pero siempre a una cuota de calidad hay que agregar otra de entrega, sacrificio, lucha, alma, personalidad. El Liverpool corrió siete kilómetros más que el Barcelona. Y en los últimos 15 minutos, cuando había que buscar un gol milagroso, el Barcelona seguía en “shock” paseando el balón de un lado hacía otro sin encontrar nada. El Barcelona fue un equipo impersonal en Anfield.

La eliminación del Ajax nos muestra que en el futbol como en la vida hay formas y formas de perder. Los holandeses lo hicieron apegados a su filosofía de juego. Cayeron cuidando su estilo y sus convicciones. No hay nada que reclamarles.

Tenemos una gran Final de Champions y una muestra de cómo un deporte puede alcanzar un nivel sublime, cuando la intención de los equipos es tomar riesgos y buscar el triunfo.

La hazaña de uno es el dolor del otro. El futbol suspira por jornadas como estas, donde uno saca lo mejor y el otro se asoma con lo peor. Eso también es parte de la vida.

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