Salud Digna: Orgullo

Hace unas semanas mi nalgón Christian Martinoli y yo hicimos unas fotos y varias grabaciones para Salud Digna, una empresa de Culiacán que está en la cruzada para derribar los mitos sobre la prevención del cáncer de próstata.

No entendemos bien por qué, pero a Christian y a mí varias marcas comerciales buscan alianzas con nosotros, situación que valoramos encarecidamente, que alguien piense que podemos potenciar sus ideas, su producto y su marca, no nos hace más que estar sumamente agradecidos con los irresponsables que confían en nosotros.

Todas las cuestiones comerciales las hacemos con suma seriedad y entusiasmo, después de muchos años entendimos que las ventas son esenciales para la subsistencia de nuestra empresa, del negocio y de nuestros trabajos.

Martinoli y yo sabemos que juntos somos más fuertes que separados, y es por ello que sólo una o dos ocasiones hemos discutido de manera agria en los 19 años que llevamos trabajando juntos y de forma estrecha. Difícilmente chocamos, pensamos distinto en muchas cosas, pero en cuestiones laborales y comerciales estamos muy alineados.

Sabemos perfectamente que quien se asocia con nosotros está en búsqueda de los personajes disruptivos de la televisión, esos capaces de decir o hacer cualquier sandez en distintos espacios de los medios de comunicación sin el menor miedo al ridículo.

Insisto, somos muy respetuosos de las diversas marcas con las que hemos trabajado durante muchos años, pero ahora que Salud Digna nos buscó y nos invitó a ser sus embajadores, fue una linda sacudida.

Espero poder redactarlo bien, no es que las otras marcas no fueran serias, al contrario, son poderosas, influyentes y exitosas a carta cabal, lo que pasa es que con Salud Digna nos hemos montado a un fascinante barco que surca él océano con la urgente necesidad de hacer conciencia en el hombre mayor de 40 años de realizarse el chequeo y de prevenir una de las cosas de mayor mortalidad en nuestro país, el cáncer de próstata.

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Las mujeres siempre han sido mucho más inteligentes, más bravas, más sensibles y más emprendedoras que los hombres, tienen un mejor vínculo con la medicina, y la prevención de las enfermedades, se checan sin el menor empacho, con la intención de estar lo más sanas posibles. En cambio, nosotros escudados en estúpidos mitos, malos chistes, desidia y una terrible inconsciencia, no solemos revisarnos, incluyó también el miedo, solemos tener el umbral de dolor muy por debajo de las mujeres.

Es por ello que ayer por la mañana en el majestuoso Museo Soumaya, durante la presentación de la campaña de Salud Digna de 'Todo Hombre Debe Saber', se nos infló el pecho al ser parte de esta grandiosa iniciativa y de este fantástico movimiento, nos regaló; tal vez sin merecerlo, un ápice de seriedad, cosa que no nos sobra ni nos estorba.

Y, al mismo tiempo, también nos acarreó una obligación de hacer todo lo posible por comunicar con delicadeza, cacumen y contundencia, el fondo de un tema vedado, y que como bien dijiste Juan Carlos Ordóñez, que eres el director general, no nos atrevemos a incluir en nuestras conversaciones, hablar de la próstata, de su prevención, de su chequeo, del cáncer, de sus consecuencias, parece un asunto prohibido, vaya estupidez, necesitamos hacerlo visible, convertirlo en normal, arrancar de tajo los tapujos y la nula educación al respecto.

Es por ello que para nosotros es un honor y privilegio estar subidos en esta aventura que solamente nos hará más conscientes, más informados, y nos ayudará a salvar nuestras vidas y las de muchos hombres.

Tengo 50 años, y por un tema natural voy más calmo, más lento, es por ello que cosas como las vividas ayer por la mañana me tundieron hasta la médula, todos estamos obligados a educar a los nuestros y a los extraños, no debemos guardarnos nada, no podemos ser egoístas y comodinos, y ayer recibimos un severo recordatorio.

Que vaya paradoja, nos hizo sonreír debido a que nuestras pequeñas voces en esta ocasión no resuenan para narrar o analizar un gol, o un partido de futbol, lo hacen para generar consciencia y tal vez salvar vidas, y eso sin duda ensancha el alma.