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La voz del Azteca también cumple 45 años

| ESPECIAL RÉCORD
Melquíades Sánchez Orozco ha anunciado a cada uno de los jugadores que pisaron la cancha del Coloso de Santa Úrsula, incluidos Pelé y Maradona
2012-12-31 |
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MELQUÍADES SÁNCHEZ OROZCO

Cuando le dije a Emilio Azcárraga Milmo que las piedras del Estadio Azteca tenían vida, no pudo contener la risa. Yo serio, le expliqué que entre todas formaban dos enormes brazos que me abrazaban antes de llegar a mi cabina para convertirme en su voz.

Es probable que en ese momento el ‘jefe’ haya pensado que estaba loco, pero no, porque durante 45 años, la Catedral de Futbol, como la bauticé, ha sido mi casa. A pesar del  cemento con el que fue construido, encierra una fantasía que te hace sentir en un hogar cálido. Espiritualmente, se conjugan ciertas cosas que te hacen sentir que el estadio te habla, te recibe, y hasta en ocasiones, te regaña cuando la ‘riegas’ en algo, ja, ja, ja.

Desconozco el número de todos los empleados que estamos en el Coloso de Santa Úrsula, pero lo cierto es, que desde el dueño hasta los cerveceros somos una familia.

Sí, es verdad que de los fundadores pocos quedamos, muchos se jubilaron, otros simplemente pasaron a mejor vida, pero los que quedamos no dejamos de sentir esa pasión y emoción como la primera vez, cuando el 29 de mayo de 1966 abrió por primera vez sus puertas.

Aunque yo llegué como locutor quince días después de la inauguración, me incluyo entre la lista de los fundadores, porque yo vi cómo de un pedregal baldío repleto de arañas,  hierva y culebras brotó el Estadio Azteca para convertirse en escenario de eventos no sólo deportivos, sino también culturales, musicales y políticos.

Así como vi a Pelé, Maradona, en los Mundiales de México 1970 y 1986, respectivamente, también vi a Elton John, Gloria Estefan, Elton John y hasta al Papa Juan Pablo II. No hay espacio en ningún periódico para contar las miles de historias que tengo, porque durante 45 años, no sólo he sido la voz del Estadio Azteca, sino también sus ojos.

Por eso no pierdo la fe de poder contactar a otros locutores de estadios nacionales e  internacionales para juntarnos y escribir las cantidades de historias que hemos visto. Esa es mi ilusión. Hasta ahora desconozco si a nivel internacional exista un locutor siendo la voz oficial de un estadio tan importante como lo es el Azteca.

Porque cada estadio es construido para una misión, en el caso del Coloso de Santa Úrsula, tiene una fuerza impactante, no sólo porque le caben más de 100 mil personas, sino también, por su nombre, Azteca, que tiene que ver con la raza y la cultura mexicana.

No tengo una bola de cristal que me diga si la historia del futbol mexicano sería distinta sin su construcción. Lo que sí, nunca será lo mismo que una estrella de futbol nazca en el llano que en el Azteca. Pero la vida es tan impredecible como el futbol: Nunca sabes lo que pasará, por eso, prefiero enfocarme en el presente y recordar el pasado con mucho cariño, el futuro lo dejamos para después, ni siquiera sé cuánto tiempo más estaré en el Azteca, pero eso no importa, pues lo bailado quién me lo quita, ja, ja, ja.
 

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