opinion.blog.christian-martinoli.dulces-16
Opinión

Christian Martinoli

Uno de los mejores cronistas deportivos en México, trabaja para TV Azteca y ha colaborado con RÉCORD desde 2010.

Dulces 16

2019-11-15 | Christian Martinoli
CHRISTIAN MARTINOLI
Comparte en:
Contenido Patrocinado

A los 16 años, el futbol sobre todas las cosas es para disfrutar sin miramientos, sin complejos, sin límites, con absoluta libertad y desparpajo. Ya habrá tiempo suficiente después para que el futbolista se estrese cuando se adentre en el complejo mundillo del profesionalismo y todas sus vertientes.

Participar en selecciones con límite de edad, y más en la Sub 17, es la plataforma exacta para poder ir encaminando al jugador, es un momento de inflexión, un instante bisagra en la carrera de cualquier elemento, porque después de ahí todo apunta hacia la Primera División del balompié.

México ha logrado trascendentales resultados en esta categoría meramente formativa, momentos sublimes con recuerdos profundos e imborrables, chispazos de grandeza que demuestran que en nuestro país existe talento suficiente como para tratar de seguir trascendiendo cuando los años comiencen a caer en racimo.

El tema fundamental es que el ganar debe ser asimilado con enorme lucidez para poder seguir trabajando con más fuerza desde la gloria, que es una bonanza y un privilegio absoluto, pero sin mareos, lo más complejo de controlar.

Porque pasa que el triunfar mueve el piso y se necesita tener un entorno fuerte para evitar que alguien pierda la realidad de jugar y ganar ante sus símiles, ya que después, claro que se puede seguir cosechando triunfos, los colmillos de los rivales llevan varias peleas desarrolladas y es ahí donde habrá que haber fortalecido el carácter, la dinámica, la técnica y las bases de formación adquiridas para afrontar una nueva realidad en otro tipo de competencia.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: ¿CUÁNDO SERÁ LA FINAL DEL MUNDIAL SUB 17 ENTRE MÉXICO Y BRASIL?

Hoy los muchachos mexicanos que construyeron algo igualmente esperanzador como las generaciones del 2005 y 2011, deberán seguir soñando por ser mejores y encontrar su lugar, después del Mundial, en una Liga tan compleja como la mexicana que entrega muy pocas oportunidades reales a talentos jóvenes nacionales.

Ellos, los del 2019, deberán seguir construyendo su destino mirando hacia el enfrente y no buscar inspiración en nadie más. Tienen que enfocarse en su carrera y no investigar ejemplos en jugadores que en el pasado hayan llegando a los 16 años a instancias similares a las suyas.

Esa es una tarea muy personal, porque si han de verse en un espejo del antaño se darán cuentan que son muy pocos los casos valiosos y muchas las decepciones adquiridas por no poder haber asimilado fama y un poco de fortuna a tan temprana edad.

Crecer, creer y crear desde la victoria siempre será mejor que desde la derrota, no hay duda de ello, pero el triunfo tiene una macabra y peligrosa pócima que a veces distorsiona la mirada y se piensa que se ha logrado todo y no se tiene que aprender nada más, ese menjurje es el que estos chamacos deberán evitar para poder en el futuro seguir encaminando de forma sólida las carreras que hoy comienza a cimentar con aparentemente con buenas raíces, ojalá que nadie se las corte o que ellos no las marchiten. Suerte entonces, el camino todavía es largo pero depende de ustedes. 

Contenido Patrocinado