La boca del lobo

El manoseo de franquicias en el futbol mexicano no es nuevo y esto seguirá sucediendo porque la Liga desde hace rato ya sólo es un juego al que únicamente acceden millonarios. Existen muy pocos empresarios que fuera del futbol quieren entrar al mismo porque de negocio para el que paga tiene muy poco.

Hace no mucho fue incluso el rector de la BUAP quien con bote en mano salía a recaudar fondos para el equipo de futbol, situación obtusa y lamentable, más cuando se trata del hombre que rige a tan importante institución educativa.

La gente de la BUAP se metió en un mundo que desconocía plenamente al instante de que su equipo ascendió al máximo circuito. Estaba muy claro que para subsistir en tierra de tiburones se necesitaba mucho dinero y la universidad evidentemente no estaba en condiciones de gastar eso en un club profesional de futbol; por ello, en la desesperación por mantener el equipo en Primera después del descenso deportivo penosamente logrado un año más tarde; de manera literal hipotecaron sus intereses en la “buena voluntad” de quien les extendiera el dinero.

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Hoy la rectoría ruega por que aquellos que desistieron de un proyecto deportivo en Puebla por duplicar su inversión de “salvamento”, le paguen por acuerdo la cifra de 4.5 millones de dólares si es que el equipo salía de la ciudad. Es decir, la misma gente de la BUAP estaba consciente que al entregar las llaves del club abría la puerta completa a que se llevaran al equipo de ahí.

Al final para la misma Liga el mercado fronterizo de Juárez/El Paso, es más atractivo que tener un segundo equipo con muy pocos seguidores y viviendo al día en la ciudad de Puebla.

Que nadie se sorprenda, las buenas maneras en el futbol mexicano no abundan y todo se maneja por la plata, acá como en muchas cosas de la vida, el que paga manda.