La Luna se robó los reflectores el miércoles por la noche. No fue una Luna llena cualquiera: fue la superluna de noviembre, también conocida como Luna del castor o Luna del cazador, y brilló más que nunca.
Desde el atardecer, nuestro satélite natural se dejó ver en su punto más cercano a la Tierra, alcanzando unos 256,833 kilómetros de distancia, lo que hizo que se percibiera hasta 30% más luminosa y 14% más grande que en sus noches comunes. Un espectáculo que no necesita filtros ni edición.

La luna sorprende desde el atardecer
Mucho antes de caer la noche, la Luna se asomó por el horizonte noreste en su fase llena y en perigeo, lo que significó su punto más cercano de su órbita a la Tierra.
La distancia fue de 256.833 kilómetros y eso hizo que su luz se viera hasta un 30% más intensa y un 14% más grande que una luna de cualquier otro día.

México lo vivió como un ritual
En México, el cielo se tiñó de tonos dorados y plateados, dejando postales que rápidamente se viralizaron en redes sociales. Fue protagonista de miles de personas que tomaron fotos en cuanto la Luna se asomo.
Desde calles hasta techos de casas, desde la costa hasta las grandes ciudades, miles de mexicanos voltearon al cielo para presenciar la magia.

¿Qué es una superluna?
Aunque no es un término astronómico oficial, la “superluna” ocurre cuando hay luna llena y, al mismo tiempo, la Luna está en su punto más cercano a la Tierra (perigeo). Eso hace que se vea más grande y más brillante que lo habitual.







