La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, condenó enérgicamente los actos de xenofobia registrados en recientes protestas en Tapachula, Chiapas, donde ciudadanos expresaron su inconformidad con la presencia de personas extranjeras.
En un posicionamiento contundente, Sheinbaum subrayó que su administración no permitirá que se promuevan discursos de odio: “Rechazamos categóricamente cualquier expresión de xenofobia o discriminación. México es un país solidario, que respeta los derechos humanos, y así debe seguir siendo”, declaró.
Las movilizaciones, en las que se corearon consignas contra personas de origen centroamericano, han generado preocupación en organismos de derechos humanos y en la sociedad civil por la creciente hostilidad hacia esta población vulnerable.
La presidenta reiteró que su gobierno mantendrá una política de respeto a los derechos fundamentales de todas las personas, sin distinción de nacionalidad. “La xenofobia es inadmisible. No vamos a permitir que se siembre odio hacia quienes vienen de otros países buscando una vida mejor”, enfatizó.
Sheinbaum también hizo un llamado a la memoria histórica del país y a la empatía como sociedad: “La historia de México está ligada a la migración. Muchos de nosotros somos hijos o nietos de migrantes. No podemos dar la espalda a nuestra historia”, recordó.
Las declaraciones de la mandataria se dan en un contexto donde la migración continúa siendo uno de los retos prioritarios para el gobierno federal, tanto por su dimensión humanitaria como por su impacto en la política exterior.
