Johny Placide, viejo enemigo de la Selección Mexicana, celebra clasificación de Haití al Mundial 2026

Cincuenta y dos años tuvieron que pasar para que la selección de Haití volviera a ver su nombre inscrito en la máxima fiesta del futbol. Con una campaña impecable que les aseguró el liderato del Grupo C, el combinado dirigido por Sebastien Migné selló su pasaporte directo al Mundial de 2026, rompiendo una sequía que se extendía desde su única participación en Alemania 1974. La celebración caribeña no es para menos, pues han logrado regresar a la élite global con un cierre de eliminatoria que rozó la perfección táctica y anímica.

Placide lleva a Haití al Mundial 2026

Sin embargo, el rostro más visible de esta gesta heroica es un veterano de mil batallas: Johny Placide. A sus 37 años, el guardameta se ha consolidado como el pilar indiscutible de un equipo que aprendió a defenderse con orden y valentía. Lejos de ser un actor secundario, el portero asumió el rol de líder para guiar a una generación que por fin ha podido trascender más allá de la fase regional, dándole una alegría inmensa a su nación.

Los números del arquero en la recta final son la prueba de su vigencia. Tras la Copa Oro, Placide bajó la cortina metálica y convirtió su área en territorio prohibido para los rivales de la Concacaf. El cancerbero logró mantener su arco invicto en cinco de los seis encuentros decisivos de la eliminatoria, una estadística demoledora que sirvió de cimiento para que el esquema de Migné funcionara y consiguieran los puntos necesarios para la clasificación directa.

¿Qué hizo Placide ante México? 

Para la afición mexicana, el éxito de Placide tiene un sabor peculiar, cargado de recuerdos amargos. El guardameta no es un desconocido en Norteamérica; durante años ha sido un rival incómodo para la Selección Mexicana, protagonizando duelos donde su capacidad bajo los tres palos solía complicar más de la cuenta al "Tricolor". Su figura creció siempre que enfrentaba a la camiseta verde, convirtiéndose en un antagonista recurrente en la zona.

El capítulo más oscuro de esta rivalidad —y el más brillante para la carrera individual de Placide antes de este Mundial— se remonta al Preolímpico de la Concacaf en 2008. Aquel torneo en Estados Unidos está marcado en la historia del futbol mexicano como una de las tragedias deportivas más inverosímiles, y el arquero haitiano fue, involuntariamente, el ejecutor de la sentencia azteca en una noche fatídica en Carson, California.

En aquella ocasión, México llegó a la última jornada de grupos en una situación límite tras fallar ante Canadá y Guatemala. La matemática era estricta y la diferencia de goles obligaba al equipo mexicano a vencer a Haití por un margen de cinco anotaciones para poder acceder a las semifinales y pelear por un boleto a los Juegos Olímpicos de Beijing. Parecía una misión accesible dada la diferencia de planteles, pero no contaban con la inspiración del portero rival.

Lo que debió ser una goleada de trámite se transformó en un espectáculo de horror para los delanteros mexicanos. Entre fallas increíbles frente al arco vacío y una actuación soberbia de Placide, quien atajó disparos a quemarropa una y otra vez, México se quedó corto. El "Tri" ganó el partido, pero le faltó un solo gol para la hazaña, consumando un fracaso monumental y quedando fuera de los Olímpicos en lo que se bautizó como “El fantasma de Carson”.

Hoy, el futbol le ofrece una recompensa distinta a aquel portero que frustró los sueños olímpicos de México. Mientras que en 2008 fue el muro que provocó lágrimas en la afición azteca, en 2025 Johny Placide se viste de héroe absoluto para su propio pueblo, coronando su carrera con la clasificación al Mundial 2026 y demostrando que, al final, la perseverancia bajo los tres palos tiene su premio.