Durante más de treinta años, la Selección Mexicana cargó con un apodo que sintetizaba sus miedos, frustraciones y derrotas: los ‘Ratones Verdes’. Detrás de esa frase —tan repetida como mal entendida— se esconde una historia de enojo, burla y orgullo. Un apodo que nació en 1961, tras la peor goleada sufrida por México, y que terminó siendo un espejo incómodo del futbol nacional.
1961: el 8–0 que dio origen a los 'Ratones Verdes'
El 29 de mayo de 1961, la Selección Mexicana visitó Wembley para enfrentarse a Inglaterra. El resultado fue histórico y devastador: 8–0. El equipo, dirigido por Ignacio Trelles, salió humillado. Y en México, la prensa no perdonó. Días después, Manuel Seyde, cronista de Excélsior, escribió una columna donde definió al Tri con ironía y enojo:
"Unos ratones verdes corriendo espantados entre leones ingleses." — (Excélsior, 1961)
La frase nació del color del uniforme y la actitud del equipo. ‘Ratoncitos’ por el miedo, ‘verdes’ por la camiseta. En ese momento, Seyde no imaginaba que su metáfora se convertiría en una marca nacional. El exfutbolista y periodista Carlos Albert, compañero generacional de Seyde, lo confirmó años más tarde:
“Odio, odio el término… sí me molesta mucho.” — (La Octava, 2020)
Albert contó además que el apodo nació de un resentimiento personal del periodista con la Federación Mexicana de Futbol:
“Seyde recibía apoyos de la Federación; cuando le retiraron ese apoyo, se desquitó bautizando a los futbolistas mexicanos como ‘ratoncitos verdes’.” — (La Octava, 2020)
Aquel acto de revancha se volvió una herida colectiva. Con una sola frase, Seyde logró lo que pocas críticas consiguen: volverse eternas.
1966: de burla local a etiqueta internacional
Cinco años más tarde, en el Mundial de Inglaterra 1966, México volvió al mismo escenario de su humillación. Aunque la selección mostró mejoras —empates ante Francia y Uruguay—, el apodo resurgió. La prensa inglesa y latinoamericana retomó la vieja descripción de Excélsior, y los “Ratones Verdes” se convirtieron en sinónimo de selección pequeña, sin carácter.
A partir de entonces, el mote se consolidó en el imaginario popular. Cada fracaso —Chile 62, Alemania 74, Argentina 78— reactivaba el término. Durante los setenta y ochenta, ser “ratón verde” era sinónimo de cobardía.
Incluso figuras como Enrique Borja, referente del Mundial de 1970, recordaron en entrevistas posteriores cómo ese complejo acompañaba al jugador mexicano:
“Había un miedo a equivocarse. Nos faltaba convencernos de que podíamos competir contra cualquiera.” — (ESPN Deportes, “México 70, historias y anécdotas”, 2019)
La herida mediática: cuando los propios se cansaron
Para los futbolistas de generaciones posteriores, el apodo se volvió insoportable. Raúl “Potro” Gutiérrez lo resumió sin eufemismos:
“Estábamos hasta la mad… de que nos dijeran los ‘ratones verdes’.”
— (La Octava, 2020)
Pero quien más resentía el término seguía siendo Carlos Albert. Décadas después, volvió a enojarse cuando el conductor Enrique Beas recordó el apodo en televisión. Albert se levantó del programa furioso:
“Me parece una falta de respeto revivir esa porquería… Ese mote ofende al futbol mexicano y a sus jugadores.”
El periodista que alguna vez compartió vestidores con esa generación, nunca perdonó el estigma.
1993: el Tri se rebela en Ecuador
Tres décadas después de la goleada en Wembley, una nueva generación logró romper el hechizo. La Selección Mexicana que disputó la Copa América 1993, dirigida por Miguel Mejía Barón, fue el punto de inflexión. Con Hugo Sánchez, Jorge Campos, Luis García y Claudio Suárez, México llegó hasta la final ante Argentina.
El exdefensa Juan de Dios Ramírez Perales lo dijo claramente a ESPN Deportes:
“Esa selección sí fue el parteaguas, primero, para que le quitaran ese mote de los ‘ratones verdes’.” — (ESPN Deportes, 2023)
Ramírez Perales explicó que el cambio fue tanto mental como futbolístico:
“Esa selección competía de tú a tú con cualquiera y nos enfrentamos a muy buenas selecciones. Ya no éramos el equipo que se asustaba en los Mundiales.”
Por primera vez, México jugaba con carácter, sin temor ni complejo. La palabra ‘ratones’ empezó a desaparecer de las crónicas.
