Los universitarios tienen una ventana decisiva para controlar su destino en el Apertura 2025: con una victoria ante La Máquina podrán sellar su pase a Play-In y evitar depender de otros resultados.
El rival es el equipo cementero, que juega como local administrativo en Puebla debido a un peculiar contrato: el club celeste no puede fungir como anfitrión en el Estadio Olímpico Universitario cuando se enfrenta a los auriazules. La sede elegida es el Estadio Cuauhtémoc en Puebla, medida que ha sido explicada por ambas directivas y avalada por la Liga.
La Máquina llega a este partido en el mejor momento del torneo: 35 puntos en la tabla, solo una derrota en lo que va y firme contendor por la cima. Los universitarios, en contraste, semanas atrás estaban estancados, pero su reciente triunfo 4-1 ante Xolos antes del cierre les devuelve esperanza.
La victoria de Pumas frente a los Xolos parece darles aire bajo el mando de Efraín Juárez, pero aún no está todo asegurado: si caen, clubes como Santos, Querétaro, Atlas o Atlético de San Luis podrían arrebatarles el boleto.
El club universitario sabe que no tiene margen de error en esta jornada 17: los tres puntos no solo serían para ingresar, sino para hacerlo con el mejor posicionamiento posible de cara a la Liguilla.
El escenario contractual y su impacto estratégico
La cláusula de arrendamiento es poco común pero clara: cuando La Máquina se enfrenta a los Felinos, no puede hacer uso del Estadio Olímpico Universitario como local, por lo que el duelo se traslada a Puebla.
Esto genera un efecto doble para Pumas: por un lado, evita sentirse visitante en su casa; por otro, le da una plataforma simbólica para cerrar la fase regular con ventaja psicológica sobre su adversario.
Para Cruz Azul, la “localía administrativa” en Puebla plantea retos: logística, ambiente extraño y quizá menor presión de su afición, pero también menos control sobre el entorno habitual.




