La Copa del Mundo 2026 está cada vez más cerca y varias selecciones comienzan a perfilarse como candidatas al título. Entre todas, Argentina destaca como la gran favorita por jerarquía, presente campeón del mundo y una tradición futbolística que la coloca siempre en la conversación. Además, la Albiceleste tendrá una curiosa cábala bajo el brazo tras la eliminación de Nigeria.
Argentina llegará al Mundial defendiendo la corona obtenida en Qatar 2022. Ese título se suma a las conquistas de 1978 y 1986, tres campeonatos que han marcado distintas generaciones del futbol argentino. La ilusión de un cuarto trofeo vuelve a crecer en un equipo que mantiene una base sólida y un aura campeona.
¿Qué tiene que ver Nigeria con los títulos de Argentina?
La relación entre Nigeria y los triunfos mundialistas de Argentina se ha vuelto una coincidencia llamativa. Cada vez que la Albiceleste ganó la Copa del Mundo, la selección africana estuvo ausente del torneo. En 1978 no clasificó, lo mismo ocurrió en 1986 y nuevamente se repitió en Qatar 2022.
Para 2026, la historia se repite. Por segundo Mundial consecutivo, las Súper Águilas quedaron fuera del certamen, lo que alimenta la narrativa de que la ausencia nigeriana ha coincidido siempre con las coronaciones argentinas. Aunque solo se trata de una curiosidad estadística, muchos aficionados la toman como una cábala más rumbo al torneo.
La cábala detrás del tricampeón
Esta coincidencia se ha convertido en parte del folklore futbolero que envuelve a Argentina. En un país donde las cábalas forman parte de la cultura deportiva, la ausencia de Nigeria se interpreta como una señal positiva en la búsqueda del cuarto título.
Más allá de la superstición, la Albiceleste llega con una base campeona, un plantel competitivo y la confianza que otorga haber levantado la Copa en su última participación. Los antecedentes históricos refuerzan la ilusión, y la narrativa alrededor de Nigeria añade un toque de mística a su camino mundialista.
Con el peso de sus tres títulos —1978, 1986 y 2022— Argentina afrontará el próximo Mundial con la expectativa tradicional que carga un tricampeón. La cábala está de su lado, el presente futbolístico lo respalda y la afición vuelve a soñar con otro capítulo glorioso en 2026.
