En una noche cargada de tensión, drama y épica caribeña, la selección de Curazao escribió la página más gloriosa de su historia. El empate sin goles frente a Jamaica en un Independence Park repleto bastó para sellar su primera clasificación a una Copa del Mundo, convirtiéndose en el país más pequeño en lograrlo.
Ante 35.000 espectadores —una cifra equivalente al 20% de su población total— el combinado dirigido por el experimentado Dick Advocaat resistió hasta el último suspiro los embates de unos Reggae Boyz desesperados por encontrar el gol que les permitiera regresar a un Mundial tras 28 años de ausencia. Pero el destino estaba escrito: Curazao va al Mundial.
Un partido de nervios y milagros
El duelo comenzó con intensidad controlada. Ambos equipos se midieron con respeto en un arranque sin riesgos, conscientes del peso de la historia que cargaban sobre los hombros. Con el correr de los minutos, Curazao se asentó en el terreno, con un Leandro Bacuna hiperactivo en la generación de juego y un planteamiento valiente, incluso presionando alto en ciertos pasajes.
Jamaica, sin embargo, tuvo las ocasiones más peligrosas del primer tiempo. Al 17’, Nicholson obligó a Eloy Room a firmar la primera parada milagrosa de la noche, un anticipo de lo que sería una actuación consagratoria del guardameta curazaleño. Antes del descanso, Leigh volvió a estremecer al público local con un cabezazo al poste que silenció el estadio.
El 0-0 al entretiempo ya hacía soñar a la expedición visitante: ese resultado los metía en el Mundial.
El segundo tiempo: el aguante del país más pequeño
Jamaica regresó de vestuarios dispuesto a cambiar la historia. Intensidad, empuje, centros al área y una presión asfixiante. Pero Room, convertido en héroe nacional, respondió en cada intervención. A los 54’, Leigh volvió a estrellar un balón en la madera, y a los 86’ Cadamateri repitió la escena: dos postes que parecieron guiños del destino hacia el pequeño archipiélago caribeño.
Curazao también tuvo su dosis de polémica. Al 72’, un gol de Antonisse fue anulado por fuera de juego tras revisión. Y en los minutos finales, el caos se apoderó del césped: expulsión de Russell, tarjetas por doquier y un penalti señalado sobre Nicholson que podría haber cambiado todo. Sin embargo, en una decisión que desató la furia jamaiquina, el árbitro salvadoreño Barton lo anuló tras ir al VAR.
El final fue un asedio total de Jamaica. Pelotazos, centros, empujones, nervios. Pero nada pudo romper la muralla caribeña.
El histórico pitazo final
A los 90’ + 11, el silbato del juez hizo estallar la locura. Jugadores abrazados llorando, el banquillo de Curazao invadiendo la cancha y Room arrodillado, consciente de que su nombre quedará grabado para siempre en la memoria deportiva de su país.
La isla de 153.000 habitantes —dirigida por un entrenador que ya sabe lo que es disputar un Mundial, Dick Advocaat— se convirtió oficialmente en la nación más pequeña de la historia en clasificar a la Copa del Mundo.
Un sueño improbable. Una noche de resistencia heroica. Un país entero haciendo historia. Curazao va al Mundial. Y el futbol, una vez más, demuestra su capacidad para convertir a los pequeños en gigantes.




