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Opinión

Alberto Bernard

Más de 30 años de experiencia buscando notas dentro y fuera del campo de juego, realizando investigaciones periodísticas. Especialista en análisis táctico y la Big data del deporte.

Un maletín lleno de ilusiones

2017-05-22 | Alberto Bernard
ALBERTO BERNARD
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“No es tan fácil como se ve por televisión”, fueron las primeras expresiones de gente de futbol cuando Rafael Puente del Río debutó con Lobos BUAP y perdía 5-1 con el Mérida, del Chelís. Esto pasó hace 30 partidos.  

El nuevo técnico de la Liga MX fue señalado de hablar más que de trabajar, el medio futbolístico se negaba a aceptar a un hombre que venía de la pantalla de televisión, pero con base a su trabajo y, sobre todo, de humildad, se abrió paso en este celoso mundo de los entrenadores.  

Tocó puertas como cualquier hijo de vecino, puso en un maletín un proyecto que tenía más ilusiones que certezas, de una forma moderna buscó chamba y lo hizo como manda la actualidad, con un mensaje directo de Twitter a un integrante de la directiva, ofreciendo sus servicios, solicitando cinco minutos para exponer su proyecto, así, en 140 caracteres logró llamar la atención. 

Desde el primer día ha sido congruente y constante en su discurso. Hablando de valores, profesionalismo, trabajo y resaltando la humildad, esos valores con los que ha convivido desde niño al lado de su padre, Rafael ‘Wama’ Puente, hombre cabal e íntegro. Y así, metiendo sus sueños en un portafolio, viajó a Puebla para entrevistarse con Lusa Esparza, la hija del rector que encabeza el proyecto universitario.    

Sin nada que perder, comenzó la aventura con un duro tropiezo que se dio a manos de un viejo conocido, como lo es José Luis Sánchez Solá, el Chelís, cerrando el torneo con una victoria, dos empates y dos derrotas. Con un contrato de cinco partidos y una cláusula que especificaba que si no conseguía el 60 por ciento de los puntos podía ser destituido, trabajó, se equivocó, corrigió y siguió trabajando. Todo apuntaba que sería una anécdota más del futbol mexicano.     

Los resultados no se daban, pero las formas mejoraban. En diciembre recibía una noticia buena y una mala: la positiva era que seguía al frente del proyecto, la negativa era que tenía que bajar el presupuesto de la nómina del equipo. Amarrándose el cinturón y, apretando los dientes, siguió trabajando, continuó estudiando y se mantuvo devorando horas y horas de futbol.  

Así conformó un equipo donde antepuso al ser humano que al futbolista. Con varios jóvenes como Alfonso Emilio Sánchez, que proviene del América; Eduardo Tercero, que viene del Atlético de Madrid de la Tercera División de México, entre otros.    

El futbol y sus extraños caminos le pusieron pruebas para hacerlo madurar, tuvo que separar del plantel al goleador Héctor Mancilla, que se volvió tóxico para el plantel. Tuvo que utilizar en el juego de Ida del ascenso al extalachero que no había jugado un solo minuto en el torneo, el ‘Mozumbo’ Martínez,  le sucedió lo mismo con Richard Okunorobo, jugador de padre nigeriano que sólo había participado en 32 minutos del campeonato.

En la Ida fue acuchillado por el árbitro de origen argentino, Alejandro Funk, al no marcarle un penalti y mostrarle de forma errónea la roja a Amaury Escoto, pero aun así, Puente del Río no se quejó del arbitraje. Hoy los resultados están a la vista de todos, aunque el real triunfo está en las ‘formas’.   

Y 30 partidos después vuelve a llenar el maletín con ilusiones, pero ahora tendrá como destino el Draft para seleccionar a los seres humanos que integrarán el primer plantel de Lobos BUAP en la Liga MX.    

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