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Opinión

La lejana Libertadores

2016-10-20 | Gerardo Velázquez de León
GERARDO VELáZQUEZ DE LEóN
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Es muy grande la posibilidad de que el futbol mexicano deje de participar en la Copa Libertadores. El presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla, está en Nueva York para “cabildear” ante las autoridades de Conmebol y exigir un trato igualitario, que los patrocinadores sean para todos, que no todo sea ganancia para los sudamericanos y nada para los mexicanos. Lo que comenzó como una invitación para los clubes mexicanos ha dado un giro, surgen diversas posturas y análisis de lo que puede o debe pasar.

Los cambios en el calendario de la Libertadores son ilógicos, no hay Liga en el mundo que se pueda adaptar a jugar un torneo internacional de febrero a noviembre. No existe coherencia iniciar una competición con un plantel y a medio torneo, en el mercado de fichajes mundial vendiendo y comprando futbolistas, terminar con otro plantel. Falta de respeto absoluto a sus aficionados, al propio torneo.

No es solamente la irracionalidad de la planeación de un calendario aberrante, es también que no asimilan igualdad para los clubes mexicanos, que en todos estos años tampoco han sido beneficiados en lo económico, a pesar de que se trata de un futbol que tiene dos mercados que se pueden explotar sin ningún problema, además, en lo deportivo, ha habido pocos lineamientos de utilidad.

Es difícil pensar que la Conmebol vaya a echar para atrás una decisión que tomaron de manera unilateral, pero por qué no ir más allá, por qué no proponer una competencia con la que todos ganen y con la que ninguna se sienta perjudicado.

Ya sucedió esto con la Copa América Centenario, con la que la confederación sudamericana se dio cuenta del potencial económico al que pueden acceder con un torneo que involucre a las selecciones de todo el continente, sin seccionarlo, con sus mejores representantes. 

Por qué no pensar, entonces, en llevar esto al nivel de clubes. Hacer un torneo en el que se incluyan a los mejores clubes de todas las Ligas y que bajo un calendario realmente pensado para que vaya de la mano con lo mercadológico, se juegue durante todo el año.

Claro que para alcanzar esto se tendrá que hacer una selección muy minuciosa de quiénes participarían en este formato. No se permitiría meter clubes de bajo nivel solamente para relleno y eso va tanto para la Concacaf como para la Conmebol, porque en ambas confederaciones hay equipos buenos y malos.

Y que ninguno de los integrantes de dicho torneo sea considerado un invitado. Que todos tengan los mismos derechos y obligaciones bajo reglas claras y que no dejen paso a la duda. Entonces sí habría un torneo continental. 

Los románticos de esto dirán que no se pueden mezclar las confederaciones, pero ya sucedió y fue un éxito económico y deportivo. Dejemos de pensar en que ninguna de estas confederaciones se merece mezclar con la otra y busquemos soluciones a un conflicto que no beneficiará a ninguno de los involucrados.

En otras ocasiones he escrito que si no hay garantías para los equipos mexicanos en la Copa Libertadores que no la jueguen, pero vamos más allá de eso. Pensemos en otras estrategias y formas de crear competencia como se debe y que no solo beneficie a unos cuantos, porque además, en la Conmebol, tampoco es tan pareja la cosa como quieren hacerlo ver.

Es el momento para que se presente un cambio al respecto y es obligación de los directivos buscar trabajarlo.

Dejar la Libertadores por las pocas garantías es una opción y muy viable, pero busquemos otras sin la necesidad de que uno siga bajo el yugo del otro por el simple hecho de ser un invitado en su casa.

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