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Opinión

Luis García

El Doctor une el amplio conocimiento deportivo con un estilo propio. Sus geniales comentarios que lo han hecho referente de la TV tienen también su lugar en nuestro diario.

Prestidigitador

2017-04-11 | Luis García
LUIS GARCíA
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1. Roberto Hernández

Tus artes de malabarista están cerca de conseguir la salvación de los tuyos, eres un hombre imprescindible en tu entidad, siendo lo más valioso lo que fuiste, lo eres y lo serás en disímiles puestos de la misma. 

En este espacio he escrito algunas veces; y no me retracto, que creo en la especialización, que no comparto que un personaje circunde por todas partes del organigrama, estoy cierto que todos tenemos ciertas cualidades para ejercer mejor un puesto determinado. 

Pues bien, tú, Roberto, mandaste al carajo mi tesis sobre ello, tú has demostrado que en cualquier sitio en el que te coloquen entregas resultados, eres eficaz y lo haces desde el trono de la serenidad, los baratos aspavientos no están en tu manual, lo tuyo es el diálogo calmo y en su mayoría interno.  

Eres un hombre exitoso, pero por encima de ello eres un hombre a carta cabal, íntegro, de una sola pieza, que nunca empeña su sentir ni pensar.   

Eres de esos seres que son sumamente necesarios en las instituciones porque resuelves, tú no agregas problemáticas, tú las extingues, tú eres un facilitador. 

Tu historia contemporánea en Monarcas Morelia nos ha dejado muy en claro que siempre estás dispuesto a ayudar, no te importa en qué escaño te encuentres, tú extiendes la mano y la pones a la disposición de cualquiera que la necesite.

Has sido entrenador de Fuerzas Básicas, director de Fuerzas Básicas, director deportivo, auxiliar del primer equipo y entrenador del primer equipo, conoces los entrecejos de la organización como nadie, y lo mejor de todo es que tienes una gran relación con cada uno de los trabajadores del club, desde el que corta el pasto hasta el presidente del mismo. 

Con ninguno tienes diferencias insalvables, al revés, tú aglutinas voluntades, alrededor de ti, de tus conceptos y de tu forma de ser, los demás se sienten muy cómodos y sobre todo, crecen, evolucionan, tú haces mejor a quien te rodea, aspecto nada sencillo de conseguir.

Tuve la enorme fortuna de coincidir contigo hace múltiples años en Monarcas Morelia, fue un placer en todos los sentidos, me topé con un hombre sabio y con una gran sensibilidad, estoy bastante senil y mi memoria no es la mejor, pero guardo gratos recuerdos de mi relación laboral contigo. 

Tuvimos puntos de encuentro y concomitancia en cómo pretendíamos conducir la institución en relación con los jóvenes que pululaban en las entrañas del club.

Establecimos severos parámetros para la elección de los incipientes futbolistas que debían estar en la Casa Club, entendíamos que no cualquiera podía tener acceso a ese sagrado recinto.

Concordamos en la obligación de los chamacos en relación con el estudio, si no iban a la escuela, por más que metieran cien goles por partido no tendrían cabida, sabíamos la necesidad de formar personas por encima de futbolistas.

Recuerdo las multidisciplinarias sesiones de trabajo con entrenadores, preparadores físicos, psicólogas y psicólogos y demás integrantes, en las que tú tomabas control, siendo paciente y sumamente cuidadoso para explicar lo que se pretendía implementar.   

Por obvias razones existían recelos, añejas prácticas y reglas que quisimos cambiar, y tu sabiduría para convencer sin imponer fue fantástica, encontré en ti a un perfecto socio.

También recuerdo cuando penosamente tuvimos que separar definitivamente a dos jóvenes futbolistas de la institución por indisciplina, platicamos largamente sobre la decisión, y tu firmeza me maravilló.

Tú no eres de los líderes que necesite gritar, hablas lento y claro, pero cuando tu voz suena retumba los cimientos, porque viene provista y respaldada de un profundo análisis y no de descontroladas emociones. 

Hablando de la actualidad de tu equipo, en un momento en donde muchos entrenadores les dieron la espalda, sabedores del amplio riesgo que significaba arribar a Monarcas, tú ineludiblemente le volviste a entrar al toro.

Y sin vacilar tomaste bravas medidas, prescindiste en tu alineación titular de un par de vacas sagradas como Juan Pablo Rodríguez y Carlos Adrián Morales, te la jugaste y ganaste, o por lo menos vas ganando. 

Pase lo que pase en la pugna por la salvación de la categoría, tú ya estás salvado, aparte del monumento que te deberán colocar a las puertas del Estadio Morelos por tu solidaridad y eficacia, en tu próximo contrato deberás exigir grandes bonanzas laborales en todos los rubros, para todos es conocido que tu aporte a la organización ha sido invaluable desde tiempos inmemoriales. 

A la distancia celebro tu éxito, lo mereces, lo has trabajado, te has preparado, eres dúctil, y tu victoria tiene mayor poderío y resonancia porque la has gestado alejado del confuso ruido. 

Has dejado muy claro que eres un pasmoso colaborador y activo en el paraje que te coloquen, pero por encima de todo, eres un extraordinario ser humano. ¡Grande querido Roberto, grande carajo!

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