A ver, a ver, si a ustedes les ofrecen, aún estando en un trabajo que adoran, la gran posibilidad de irse a Europa a una institución ganadora, que normalmente compite en Champions League y que ya ha sido campeón de este torneo, ¿le dirían que no, para que no los critiquen en programas o redes?
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Por más que en Cruz Azul lo quieran ver como un equipo chico, para cobrar más dinero de la famosa cláusula, el Porto es un club muy importante en el mundo del futbol. En serio, ¿ustedes no se irían?, ¿dirían, “no, yo me quedo con mi amado Cruz Azul”?
Y miren que entiendo el valor de la palabra y siempre la he honrado en mis trabajos, siempre; pero si yo tengo una cláusula acordada previamente, que me permita salir y llamo la atención en el exterior, repito, en una institución del tamaño del Porto, ¿me van a calificar como traidor? No lo puedo creer.
Y entiendo que hay muchos periodistas, por llamarlos de alguna manera, que suelen jugar este juego de las traiciones y las exageraciones. Hace más de 35 años que soy parte del gremio y no me sorprende, puedo decir que me las sé todas.
Leo y escucho a muchos salir a desgarrarse las vestiduras, hacerse los más cruzazulinos del país y decir que casi, casi, esta es una traición a la Patria, pero se sabe que solamente responden a los intereses de la cúpula Azul.
Pero ustedes, que son gente pensante, entiendan que se trata de ofertas de trabajo, que no está agrediendo a nadie, que no está traicionando a nadie, que no está violando ninguna ley; simplemente es el movimiento del mercado, ofertas y demandas.
Entonces, si queremos seguir viendo que la nota es el el enervante desprecio de un argentino, que se atrevió a mancillar nuestros escudos nacionales, como antes ya traicionaron a las Chivas, pues nos vamos a quedar estancados.
El tema es saber reclutar y saber redactar un contrato profesional. El asunto, es, ¿ahora a quien voy a traer?, ¿quién es el bueno?, ¿es otro sudamericano o un mexicano?, ¿es alguien que venga revolucionar a Cruz Azul o uno que sí sepa ganar?
Lo que sí, ojalá que la otrora poderosa Máquina Celeste ya deje de pedirle a sus informadores que ataquen árbitros, que acusen a un rival, al que no han sido capaces de superar, o que se le vayan encima a un entrenador.
La dignidad siempre juega a favor. Sean dignos en la derrota y comenzaran a ganar.
Lo único que le recrimino a Martín Anselmi es haberse ido del país agachando la cabeza. ¿Hizo algo malo? No. Entonces, la cara levantada y tu trabajo y agradecimiento, como escudos contra las críticas.