Testigos de hecho histórico

Este jueves fuimos testigos de un hecho que seguramente marcará a la poca gente que estuvimos en el centro acuático de Tokio, para presenciar la Final de plataforma 10 metros femenil, en donde se instalaron las medallista mexicanas Gabriela Agúndez y Alejandra Orozco.

Esta Final quedará grabada en los anales del olimpismo, teniendo como su gran protagonista a la china Hongchan Quan, que a los 14 años se llevó la medalla de oro, cincelada mediante tres clavados perfectos que merecieron calificaciones de diez por parte de los siete jueces en su segundo, cuarto y quinto clavados.

Durante estas ejecuciones, el centro acuático en la capital japonesa se paralizó cuando vino el momento de calificar su segundo clavado, el sonido local del escenario con una voz femenil muy efusiva, anunció el diez en siete ocasiones en inglés, haciendo que todos nos pusiéramos de pie para aplaudir la perfección hecha realidad en los clavados no una sino tres veces.

Ahora bien, será tema de debate, como ha pasado en los últimos años, si a esa edad física y mentalmente están aptos los jóvenes para competir a alto nivel. Debe venir un escrutinio para replantearse si es conveniente o no que a temprana edad estén participando a este nivel.

México sumó su séptimo cuarto lugar en esta edición de los Juegos Olímpicos, y a fuerza de ser sinceros, Gaby Agúndez dio una gran exhibición que la tuvo ahí compitiendo. Como lo he expresado, no se deben demeritar estos lugares obtenidos, porque atrás de cada cuarto puesto hay una historia de esfuerzo para poder conseguir un digno cuarto puesto.

Los asiáticos, hasta ahora, han sumado seis oros de siete en disputa, hasta el momento en los clavados; en los Juegos de Río 2016 se llevaron siete preseas áureas.

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