Ésta es mi primer columna del año y la escribo con infinita gratitud e ilusión. Con gratitud hacia usted, amigo corredor, que me lee cada viernes, a usted que me manda sus comentarios a través de Twitter y me dice cuándo está de acuerdo y cuándo no, y también a usted, que me pregunta por qué le hablo de usted. Muy simple: porque corre, porque se respeta y se cuida y eso merece respeto. Y un poco de broma, no se crea.
Es un placer para mí escribir cada semana, porque esta columna se ha vuelto una conversación entre corredores, un intercambio de experiencias increíbles. Escribo con ilusión también, porque durante el 2015 pude ver cómo creció la comunidad corredora de manera
exponencial, fui testigo a través de sus comentarios en redes sociales y presencialmente del éxito de muchísimos corredores, de personas que cruzaron la meta de su primer 10K, de su primer medio maratón o de su primer maratón completo.
Conocí maratonistas que a través de su entrenamiento recuperaron su salud, lograron la meta de bajar de peso o conquistaron retos personales específicos. También tuve el placer de conocer proyectos de corredores con causa que hicieron bellísimas aportaciones a gente que lo necesitaba. Fue un año emocionante para la comunidad corredora y pienso que el 2016 lo será aún más. Me ilusiona saber qué viene y es que entre corredores, hay una pregunta común, un disparador de tema de conversación: ¿cuál sigue?
Saber cuál es el siguiente objetivo para un corredor es algo natural que surge sin pensarlo y es que siempre –o casi siempre– lo sabemos y con quién podríamos compartirlo mejor que con otro corredor.
Levantamos las manos al cruzar la meta de una carrera, y casi inmediatamente tenemos en mente una nueva, el tiempo récord a romper en la próxima o el objetivo de distancia.
A los corredores primerizos tal vez les toma unos días más llegar a este pensamiento automático, pero para los que ya les picó el bicho corredor, es seguro que incluso, el pensamiento por objetivos vaya mucho más allá y gire en torno al calendario familiar y a los
planes vacacionales.
Lo invito a que aprovechemos el primer día del año para hacer un recuento de lo que pasó en el 2015, cómo entrenamos, en cuántas carreras participamos, cuáles fueron los resultados, etc. Planeemos adecuadamente las carreras en las que participaremos, el tiempo que necesitamos para entrenar, los nuevos lugares que conoceremos corriendo, los resultados que queremos mejorar. Reflexionar sobre los kilómetros corridos, las lesiones superadas y las medallas ganadas es una buena forma de recordar el 2015.
Para mí, fue un año de aprendizaje deportivo, de historias inspiradoras y grandes atletas, de paciencia y recuperación de lesiones y de mucha emoción al conocer lugares increíbles corriendo. El 2016 viene aún más emocionante y lo que sigue se lo iré contando semana a semana en este espacio. Pero usted, cuénteme, ¿cuál sigue en 2016?
