Desde Shanghái, el presidente Gustavo Petro formalizó la solicitud para que Colombia se una al Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), fundado por los países Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), con el objetivo de financiar proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible. La propuesta fue presentada ante Dilma Rousseff, actual directora del organismo y ex presidenta de Brasil, durante un encuentro oficial.
Un proyecto estratégico para conectar dos océanos
Durante su intervención, Petro destacó un ambicioso plan de conexión férrea o por canal entre el océano Pacífico y el Atlántico, a través del departamento del Chocó. El trayecto, de 120 kilómetros entre el Golfo de Urabá y Cupica, busca transformar a Colombia en un eje logístico de alcance continental. Según el mandatario, este corredor podría reducir costos de transporte en toda Suramérica y estrechar la relación comercial con Asia.
Sin estudios técnicos, pero con visión global
A pesar del entusiasmo presidencial, aún no se han presentado estudios ni diseños técnicos del proyecto. Esta falta de información concreta ha generado dudas sobre su viabilidad. No obstante, Petro sostiene que el plan debe asumirse como un esfuerzo grancolombiano y suramericano, alineado con los principios del desarrollo sostenible.
Tensiones geopolíticas en el horizonte
El acercamiento de Colombia al NDB podría tensar su relación con Estados Unidos, que ha mostrado reservas frente al bloque Brics. Aunque no existe oposición formal, el potencial del banco para desafiar la hegemonía de instituciones como el FMI y el Banco Mundial genera inquietud en Washington.
Colombia busca diversificar su financiamiento
La solicitud de ingreso al NDB representa un giro en la política financiera del país, orientado a diversificar sus fuentes de recursos y fortalecer su infraestructura. Mientras se evalúa la viabilidad del megaproyecto interoceánico, la movida de Petro reabre el debate sobre el papel de Colombia en el nuevo orden económico global.
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