Junio de 2025 fue el mes más lluvioso en México desde que existen registros, según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) citados por Reuters. A nivel nacional, se acumularon 148 milímetros de lluvia, un 51 % más que el promedio histórico del mes, lo que lo convierte en el junio más húmedo desde 1941. La Ciudad de México fue una de las zonas más afectadas, con 226 milímetros de lluvia, cerca del doble de lo habitual, lo que equivale a 337 millones de metros cúbicos de agua, de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM Global). No se había registrado un volumen similar desde 1968.
Detrás de este fenómeno atípico se encuentra una actividad ciclónica inusualmente intensa. En un solo mes se formaron seis ciclones tropicales: Alvin, Bárbara, Cosme, Dalila, Erick y Flossie. El huracán Erick, en particular, alcanzó categoría mayor y tocó tierra en el Pacífico mexicano, generando lluvias extremas en entidades como Oaxaca y Guerrero. Estos sistemas aportaron grandes cantidades de humedad a distintas regiones del país, incluyendo el centro, donde impactaron de forma indirecta.
Otro factor que influyó en la intensidad de las lluvias fue la presencia del fenómeno de El Niño, que provocó el calentamiento anómalo del océano Pacífico. De acuerdo con la UNAM, esta condición climática favoreció la formación de ciclones más fuertes y frecuentes, y contribuyó a que las precipitaciones en el país se dispararan desde las primeras semanas de junio. Especialistas advierten que este tipo de combinaciones podría repetirse en los próximos años.
Las consecuencias fueron especialmente visibles en zonas urbanas. En la capital del país, las lluvias provocaron anegamientos, caída de árboles, afectaciones en el Metro y daños en al menos 116 viviendas. Las autoridades locales activaron operativos de emergencia, pero la capacidad del sistema de drenaje se vio nuevamente rebasada. Mientras tanto, el Sistema Cutzamala, que abastece a buena parte del Valle de México, aumentó su nivel de almacenamiento al 52 %, después de haber tocado un preocupante 26.7 % el año anterior.
Aunque el aumento en las lluvias permitió una ligera recuperación en el abastecimiento de agua, la UNAM y Conagua advierten que el déficit hídrico persiste: al finalizar el mes, aún se encontraba un 5 % por debajo del nivel nacional promedio. Así, junio dejó un doble mensaje: alivio temporal en el suministro y una señal de advertencia ante fenómenos climáticos cada vez más extremos
