Este 30 de julio de 2025, la ciudad de Birmingham, Inglaterra, fue sede de una emotiva procesión pública en honor a Ozzy Osbourne, vocalista emblemático de Black Sabbath, quien falleció el 22 de julio a los 76 años, rodeado de su familia.
Miles de seguidores se alinearon en las calles, especialmente en la Broad Street, y acompañaron el cortejo fúnebre hacia el icónico Black Sabbath Bridge. En ese punto, su familia —incluyendo su esposa Sharon y sus hijos Kelly, Jack y Aimee— depositó flores mientras sonaban cánticos de admiración: “Ozzy, Ozzy, Ozzy”. Una banda local de metales interpretó “Iron Man” en un ambiente cargado de respeto y emoción.
Una ceremonia íntima según sus deseos
Ozzy había expresado en entrevistas su deseo de una despedida más ligera que solemne, incluso diciendo que prefería “una celebración en lugar de lamentar los malos tiempos”. Había sugerido canciones que hicieran felices a sus seres queridos, sin formalismos.
Por la tarde, se realizó una ceremonia privada en Buckinghamshire, estrictamente familiar y reservada, que atendió las intenciones expresadas por el músico y su esposa Sharon.
Un tributo adecuado a su legado
Ozzy ya había compartido públicamente cómo quería su funeral: una celebración intensa, musical y sincera, sin formalidades. Recientemente había mencionado que estaría abierto a elegir hasta “un medley de Justin Bieber o Susan Boyle” si eso animaba a los asistentes.
Las autoridades de Birmingham colaboraron con la familia para organizar el recorrido público. El alcalde local destacó que el homenaje no solo honró al hombre, sino también a la ciudad que lo vio nacer como leyenda del heavy metal.
