Conocido mundialmente como el “Príncipe de las Tinieblas”, Ozzy marcó un antes y un después en la historia de la música pesada. Nacido el 3 de diciembre de 1948 en Aston, Birmingham, fue el rostro y la voz de Black Sabbath, banda que revolucionó el rock en los años 70 con canciones como Paranoid, Iron Man y War Pigs. Su tono grave, estética oscura y letras sombrías definieron el sonido del heavy metal.

Una carrera solista exitosa
Tras ser expulsado de la banda en 1979, Ozzy inició una carrera solista igual de influyente. Álbumes como Blizzard of Ozz y Diary of a Madman lo consagraron como estrella global. Himnos como Crazy Train y Mr. Crowley se volvieron parte esencial del ADN del metal.
En abril de 2002, Ozzy Osbourne se convirtió en el primer músico de metal en obtener una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, marcando un hito para el género. En 2006 fue incluido en el Rock and Roll Hall of Fame como integrante de Black Sabbath, y en 2024 repitió el honor al ser ingresado como solista.

Reconocimientos a una trayectoria única
A lo largo de su carrera —que abarcó cinco décadas—, Ozzy recibió cinco premios Grammy como solista y acumuló un total de 12 nominaciones. Por su parte, Black Sabbath obtuvo tres premios Grammy, consolidando así su impacto en la música global.
Su impacto fue más allá de la música. Con el reality The Osbournes, mostró su vida familiar al mundo y se convirtió en un fenómeno de la cultura pop en los 2000. Su personalidad excéntrica y su sentido del humor lo hicieron entrañable incluso para quienes no eran fans del rock.

Ozzy también fue un sobreviviente. Superó adicciones, accidentes y múltiples operaciones, y nunca dejó de trabajar. Su última producción, Patient Number 9 (2022), fue aclamada por la crítica y mostró que su esencia artística seguía intacta.
Ozzy Osbourne no solo fue una estrella: fue una fuerza creativa que rompió reglas y encarnó el espíritu más rebelde del rock. Con su muerte, el mundo pierde a una leyenda, pero su legado seguirá vivo por generaciones.




