Ciudad Obregón le cerró la puerta al payaso más polémico de México. El alcalde Javier Lamarque Cano anunció este 25 de noviembre de 2025 que Brincos Dieras queda oficialmente vetado del municipio, tras la difusión de denuncias en su contra por violencia contra la mujer.
“La decisión implica que cualquier presentación futura del artista en dicha ciudad queda suspendida hasta nuevo aviso”, declaró el gobierno local en un comunicado. La medida fue tomada, aseguran, con el fin de salvaguardar la integridad de las personas vulnerables mientras se atiende la denuncia correspondiente.

¿Por qué lo vetaron?
El veto ocurre después de que se hicieran públicas acusaciones de violencia de género hacia Roberto Carlo Oliva, nombre real del comediante. De acuerdo con el alcalde, “cualquier espectáculo es evaluado bajo estándares de respeto y seguridad hacia las mujeres, y medidas similares se aplicarán cuando existan reportes de agresión”.
Las autoridades recalcaron que la suspensión no es definitiva, pero se mantendrá “mientras se clarifican los hechos”.

Reacciones divididas en redes
La noticia desató un intenso debate en redes sociales: mientras algunas personas aplaudieron la decisión como una acción responsable ante denuncias de violencia, otras la cuestionaron por darse sin una sentencia judicial previa.
El caso pone el foco en la presión social que enfrentan los artistas señalados por violencia de género. Para muchos, esto representa un paso necesario para proteger a las víctimas, aunque también genera preguntas sobre el debido proceso.

No es la primera vez que lo señalan
En 2024, autoridades de Chihuahua ya habían planteado regular espectáculos considerados misóginos, tras las presentaciones de Brincos Dieras. Su estilo irreverente, basado en humor subido de tono, ha sido objeto de polémica constante, pese a su creciente popularidad.
Ahora, el veto en Ciudad Obregón es la respuesta más contundente hasta la fecha por parte de un gobierno local ante las denuncias contra el comediante.

¿Precedente nacional?
El caso podría marcar un precedente para otras ciudades del país, donde los promotores y gobiernos locales comiencen a revisar con más detalle a los artistas que contratan. Además, envía un mensaje claro de tolerancia cero a la violencia de género, lo que podría impactar de forma directa en el giro de los espectáculos en México.





