En una noche donde la magia apareció́ en el Emirates Stadium, Graham ‘El Mago’ Potter, hizo un auténtico hechizo para guiar al West Ham a un triunfo que pocos imaginaban. Los Hammers se plantaron con orden y determinación, resistiendo las constantes embestidas del Arsenal para llevarse tres puntos de oro.
La victoria no solo cortó la racha de 15 partidos sin perder en liga de los Gunners, sino que también representó la primera caída del equipo de Mikel Arteta en casa durante toda la temporada.
El primer acto del embrujo llegó casi al final de la primera mitad. En una jugada que comenzó́ con todos los Hammers defendiendo cerca de su área, Jarrod Bowen robó la pelota y lideró una contra letal. Se apoyó en Aaron Wan-Bissaka, quien desbordó por la banda derecha, eludiendo a Riccardo Calafiori con un par de amagues dignos de un ilusionista. El lateral envió́ un servicio y, como por arte de magia, Bowen apareció́ en el área para cerrar la jugada con un certero cabezazo que silenció el Emirates.
Para la segunda mitad, el Arsenal tomó las riendas del partido. La posesión, las llegadas y el empuje eran de los Gunners, pero se estrellaban una y otra vez contra la muralla que Potter había construido: una línea de cinco impenetrable y un mediocampo solidario. Sin un delantero nominal disponible por las lesiones, los locales buscaban alternativas, pero se topaban con un West Ham ordenado que no concedía espacios.
El encuentro se tornó́ aún más complicado para el Arsenal a 15 minutos del final. Miles Lewis-Skelley, recién ingresado, perdió el balón en salida y, en su intento de recuperarlo, cometió una falta que dejó a Mohammed Kudus con camino libre al gol. Tras la revisión en el VAR, el árbitro no dudó: tarjeta roja directa para el joven Gunner. Con un hombre menos y la desesperación a flor de piel, el equipo de Arteta se lanzó con todo, pero la solidez visitante no cedió.
A cinco minutos del final, Potter realizó su última jugada táctica: Edson Álvarez, quien cumplió con creces en labores defensivas jugando como interior por izquierda, dejó su lugar a Carlos Soler. El mexicano se marchó ovacionado por los hinchas Hammers desplazados hasta el Emirates, después de un partido en el que, aunque sin protagonismo ofensivo, fue clave para contener las embestidas rivales.
El silbatazo final confirmó la hazaña, el West Ham de Graham Potter, con un planteamiento perfecto y aprovechando al máximo sus oportunidades, sacó una victoria que podría ser recordada como una de las más sorprendentes de la temporada.
