GIBRÁN ARAIGE
Apenas con cinco años dentro del futbol profesional, Ronaldo Luíz Nazário de Lima tenía al mundo de cabeza con el enorme talento que poseía y que desparramaba en cada uno de los equipos por los que pasaba como referente.
Pero aprovechó la Copa Confederaciones de 1997 para dar el brinco también en su Selección Nacional, ya que fue uno de sus primeros torneos FIFA en el que brilló con luz propia, siendo pieza fundamental para que la Verdeamarela se coronara en Arabia Saudita, y con eso logró colocarse entre las grandes figuras de Brasil y empezar a escribir su historia con letras de oro.
Con sólo 20 años, Ronaldo ya tenía en sus manos su primer premio FIFA World Player en 1996, gracias a sus actuaciones y goles con el Barcelona. Ese mismo año consiguió una Medalla de Bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Y aunque ya había conseguido una Copa del Mundo en su carrera sin haber jugado ni un sólo minuto, el delantero necesitaba empezar a pesar más con los brasileños.
Fue entonces que llegó 1997, el año de su despunte con la ‘Canarinha’. Primero siendo el protagonista del Título en la Copa América celebrada en Bolivia, quedando como segundo goleador del torneo con 5 goles.
Meses después en Arabia Saudita, aprovechó la Copa Confederaciones para consolidarse como una estrella más de Brasil, al lado de jugadores como Romario, Roberto Carlos, Cafú, Dunga, Bebeto, Denilson, entre otros.
Todos ellos obtuvieron un título más para los amazónicos. Mientras que Ronaldo, con 21 años, logró ganarse su lugar dentro de una Selección plagada de figuras y de paso el respeto del futbol mundial.
La Copa Confederaciones de 1997 fue la única que jugó el delantero en su carrera, pero le bastó para tener ese título en su enorme vitrina de distinciones, tanto a nivel colectivo como individual.
Sin duda, fue el nacimiento de un ‘Fenómeno’ brasileño, que dejará marcada su historia en el futbol para siempre, ya que también es el máximo anotador de goles en Copas Mundiales con 15 tantos.




