La noche en Puebla fue testigo de un reencuentro largamente esperado: Charlyn Corral volvió a vestir la camiseta de la Selección Mexicana Femenil. En un duelo amistoso cargado de emociones, el Tri empató 2-2 con Uruguay, en un partido donde la delantera de Pachuca demostró que sigue siendo una pieza clave en el ataque nacional.
Desde el arranque, el técnico Pedro López apostó por una alineación ofensiva, dejando claro que México no estaba para especular. Con figuras como Rebeca Bernal, Christina Burkenroad y la propia Corral desde el inicio, el Tri se lanzó al frente con intensidad.
El primer grito de gol llegó al minuto 20, cortesía de una combinación letal entre Jasmine Casarez y Myra Delgadillo. Esta última no perdonó y con un potente disparo venció a la arquera Sofía Olivera, desatando la alegría en el Estadio Olímpico de la BUAP.
Ya en la segunda mitad, el show de Charlyn comenzó. La delantera regresó como si nunca se hubiera ido. Con velocidad y precisión, desbordó por la banda izquierda y puso un centro raso perfecto que Casarez transformó en el 2-0. Una jugada que recordó por qué su presencia en el Tri es tan valiosa.
Pero la fiesta mexicana fue interrumpida por una reacción firme de Uruguay. Primero, Stephanie Lacoste recortó distancias con un disparo de media distancia que sorprendió a Celeste Espino. Luego, Pamela González empató al minuto 80 tras un tiro desviado que dejó sin oportunidad a la guardameta tricolor.
El marcador final dejó un sabor agridulce, pero la sensación dominante fue el orgullo por el regreso de Charlyn Corral. Además, el partido marcó el debut de Aaliyah Farmer con la absoluta, sumando un nuevo nombre al proyecto de renovación del combinado nacional.
Con esta actuación, Corral reafirma su deseo de ser protagonista en el nuevo ciclo del Tri Femenil. Su retorno no solo aportó fútbol, sino también un mensaje claro: está de vuelta y quiere dejar huella.
