La historia de Tiago Rech, periodista de profesión, se inmortalizó el 11 de febrero de 2012. Ese día, el equipo de sus amores, el Futebol Clube Santa Cruz de Rio Grande do Sul, se enfrentaba al Grêmio en el Estadio Olímpico. Rech asistió al partido como el hincha más fiel, solo para darse cuenta de que era el único seguidor de su club en la tribuna visitante.
Aunque el FC Santa Cruz cayó 4-1, la fotografía de Tiago Rech en la inmensidad del estadio, con su camiseta a rayas, se viralizó instantáneamente, y ganó el apodo de "Torcedor Solitário" (Hincha Solitario). La imagen se convirtió en un símbolo de la pasión incondicional, la lealtad y la soledad que a menudo acompaña a los clubes pequeños.
De la Tribuna a la oficina
Lejos de conformarse con el dolor de la derrota y la imagen viral, Rech decidió que la pasión debía transformarse en acción. Su profundo vínculo y frustración por la situación del club lo motivaron a involucrarse en la gestión.
Años después del icónico partido, Tiago Rech asumió la presidencia del Futebol Clube Santa Cruz, demostrando que el amor por el escudo podía ser más fuerte que la adversidad.
El círculo se cierra con la gloria
El clímax de esta travesía llegó en el año 2020. Bajo la dirección de Tiago Rech, el club logró una hazaña histórica al ganar la Copa FGF (Copa Gaúcha). Este campeonato no solo representó un título largamente anhelado, sino que también otorgó al equipo un cupo para la prestigiosa Copa de Brasil del año siguiente.
Para celebrar este triunfo, Tiago Rech recreó la famosa fotografía de 2012. Sin embargo, en esta ocasión no estaba solo: posó en el mismo estadio, pero ahora acompañado por el trofeo que simbolizaba el ascenso y el éxito de su gestión.
La travesía de Tiago Rech, el hincha que se negó a ver morir a su equipo, es un testimonio vivo de cómo la perseverancia y la fe inquebrantable de un solo individuo pueden cambiar la historia de una institución.
