El futbol español y sudamericano amaneció de luto tras confirmarse la muerte del mítico entrenador vasco Xabier Azkargorta, fallecido este jueves en Bolivia a los 72 años. La noticia fue dada a conocer por el club Bolívar, institución con la que el técnico forjó una relación profunda y que hoy encabezó los homenajes a su figura.
Azkargorta llevaba más de una década enfrentando complicaciones cardíacas que afectaron su salud de manera progresiva. Pese a ello, mantuvo un vínculo activo con el futbol boliviano y con los proyectos deportivos que acompañó en los últimos años. Su partida generó inmediato pesar en ambos lados del Atlántico.

“Partió Xavier Azkargorta, un nombre grabado para siempre en la historia del deporte boliviano. El hombre que llevó a nuestra Selección al Mundial 1994”, comunicó Bolívar a través de un mensaje oficial. Esa gesta, que significó el regreso de Bolivia a una Copa del Mundo después de más de cuatro décadas, se convirtió en la huella más indeleble de su carrera.
El éxito con la selección boliviana catapultó a Azkargorta hacia nuevos retos y, en 1995, asumió el mando de la selección chilena en el inicio del proceso clasificatorio rumbo al Mundial de Francia 1998. Su etapa en Chile, aunque breve, consolidó su prestigio internacional y reforzó su reputación como formador y gestor de grupos.

En 2005, el técnico dirigió a las Chivas Rayadas del Guadalajara, donde fue cesado después de dirigir apenas 14 partidos, ganando tres, empatando seis y perdiendo cinco, todo antes de volver a Bolivia para iniciar una nueva etapa, esta vez en clubes.
Su retorno quedó marcado por la notable campaña con Bolívar en la Copa Libertadores 2014, donde alcanzó las semifinales del torneo. Años más tarde, en 2020, cerró su trayectoria en los banquillos dirigiendo al Atlético Palmaflor de Cochabamba.

Antes de convertirse en un referente del entrenamiento, Azkargorta había intentado una carrera como futbolista. Sin embargo, una grave lesión de rodilla impidió su proyección en las categorías inferiores de la Real Sociedad y el Athletic Club. Esa frustración temprana lo empujó a encontrar su camino en la dirección técnica.
En España fue una figura reconocida durante los años 80, década en la que acumuló prestigio desde los banquillos de Espanyol, Valladolid, Sevilla y Tenerife, clubes con los que sumó 229 partidos en Primera División. Su personalidad carismática y su estilo frontal le valieron el apodo de “El Bigotón”, con el que fue ampliamente identificado a lo largo de su vida deportiva.




